Ann no era una chica que se caracterizase por nada en especial, era tan solo una alumna más que comenzaba la secundaria, Cabello rubio hasta casi las rodillas, ojos verdes, estatura promedio, complexión delgada. Una chiquilla, que no podía hacer mucho por destacar, ya que no poseía facultades. Era callada, por lo que pasaba desapercibida, al menos así ocurrió durante toda la primaria, pero el año anterior algo había cambiado. Su única amiga, Leah, había decidido dejar de hablarle sin razón aparente hacia el final de curso. Nunca recibió una explicación, tan solo silencio. No trató de buscar una nueva amistad, era inútil. El resto de personas en su instituto eran solo personas superficiales a las cuales prefería no hablar. Y ahora Leah formaba parte de ellas. Tuvo todas las vacaciones para hacerse a la idea de que estaría sola, y cuando finalmente esto comenzaba a hacerse atractivo para ella, las clases comenzaron. Decidió tomárselo con calma y sonreir, lo cual no fue de ayuda. Leah, al parecer, se había conseguido un novio durante ese tiempo, y al parecer este la había cambiado aún más, ya que en lugar de simplemente ignorarla, ahora prefería molestar a Ann cada vez que tenía oportunidad. Primero solo fueron algunos insultos que dejaba caer, luego comenzaron las "bromas" que acababan con los materiales de Ann desperdigados por el suelo o en el cubo de la basura, junto a ella para recogerlos... Y luego llegaron los golpes, esencialmente en zonas como las costillas y el estómago, que no se veían con la ropa. Y con ellos empezó el estúpido vicio de Ann. Sus brazos se llenaron de cortes no muy profundos, solo los hacía por sentir dolor, se había vuelto una costumbre casi insana y no podía vivir sin ello. Y es que en aquel momento, su cordura estaba al límite. Todo se había vuelto negro y ella no podía evitarlo. Incluso, en su agenda había marcado un día repetidas veces con rojo, formando una estrella. Nada cambió hasta ese día señalado, absolutamente nada. Su vida sumida en la oscuridad, su expresión calmada ante los múltiples golpes recibidos sin razón aparente por la que fue su mejor amiga y el novio de esta... Pero, llegó el día, el día marcado y remarcado con una estrella roja. No era un día especial, era un día como otro cualquiera... Exceptuando lo que ocurrió aquella noche. Los cortes de Ann casi habían cicatrizado, dado que había pasado un tiempo sin hacerlos. Tomó una pequeño tiralíneas de su cajón, y con una mano firme, trazó una estrella de cinco puntas en su mejilla derecha. La sangre corrió por las heridas, pero ella no sentía dolor. Trazó el mismo dibujo en ambos brazos, y luego reforzó las marcas con un cuchillo, haciéndolas profundas y dolorosas. "Habéis frustrado mis sueños, ahora yo frustraré los vuestros", había escrito en una pared, con cera roja. Efectivamente, aquella noche murió desangrada. Prácticamente nadie lloró su pérdida, Leah incluso sonrió un poco. Sabía que aquellos escritos en la pared iban hacia ella, pero la policía no se molestó en preguntar, la creyeron cuando les dijo que Ann había perdido la cabeza, que deliraba. Aquello fue la gota que colmó el vaso. Aquella misma noche, bajo la poca luz que alumbraba la ventana de Leah, una figura encapuchada esperaba pacientemente. Tras unos minutos, se deshizo de la capucha, mostrando su rostro, redondo y con una estrella en su mejilla derecha. Su cabello ondulado y trigueño caía hasta casi sus rodillas. Se acercó hasta donde Leah dormía y lentamente puso su mano en el corazón latente de esta. En un instante estaba donde deseaba, el sueño profundo de Leah.
-Shh, tranquila, Solo es un sueño. (It's just a Dream)
El susurro se escuchó claramente en el silencio de la noche.
A la mañana siguiente encontraron a Leah muerta en su cama. Tenía una hendidura provocada por un cuchillo clavado en el pecho y en la pared habían escrito con su sangre "Dreamer Ann" seguido de una tosca estrella de cinco puntas. Gran parte de la sangre de Leah había sido drenada. La autopsia, sin embargo, determinó que había muerto por un paro cardíaco... que curioso, como una fantasía... o un sueño.