Mi vida siempre fue miserable, triste e insignificante, ya no soporto más esta vida. Nadie me respeta, nadie me quiere, todos me odian, pero hubo alguien que pensé que me comprendía. Mi nombre es Verónica. Fui secuestrada cuando era niña y obligada a ser una prostituta. Sufro cada día, todos me consideran un objeto de mero placer que no posee valor alguno.
Un día escapé de esa prisión donde me ultrajaban, pero me descubrieron y unos hombres me sujetaron. Vi a un sujeto muy alto con un largo abrigo, del cual no se podía ver su rostro porque tenía un sombrero que lo cubría, golpeando a los hombres que me maltrataban. Le agradecí. Simplemente me respondió: "No tienes que agradecérmelo, vi que necesitabas ayuda; además, eres una mujer muy hermosa Verónica, toma esta rosa".
Me sorprendí porque jamás un hombre me había hablado de esa manera y nadie me había regalado una rosa. Ese hombre misterioso desapareció. Fui a una comisaría para que me ayudaran y asegurarme de que no intentasen hacerme daño. Ese hombre me salvó la vida, gracias a él volví a ver a mi familia.
Una noche yo estaba caminando por un callejón sin nadie a simple vista. Se me apareció un hombre que me apuntaba con un arma, intentando secuestrarme. De nuevo, el hombre con abrigo y sombrero me salvó. Le di las gracias y le pregunté su nombre, a lo que él respondió: "Mi nombre es Offenderman, quisiera conocerte mejor, ya que creo que eres una chica especial, diferente a las demás, quiero que vengas a este mismo lugar mañana".
Offenderman se quitó el sombrero y dejó ver su rostro. Tenía una gran boca, su piel era blanca y carecía de ojos. No me asusté al verlo, ya que creía que él solo quería ser mi amigo.
No le dije a nadie sobre Offenderman, pero intenté buscar acerca de él en Internet. Sólo encontré información acerca de un tal Slenderman.
Fui al lugar al que me dijo que fuera y me encontré con él. Empezamos a hablar y a caminar por la calle, me divertí mucho hablando con Offenderman. En ese momento pensé que era el único hombre que me comprendía y que me amaba. Me dijo que hiciera algo para volverlo a ver: ir a un restaurante de comida rápida, pedir 50 sobres de mayonesa y agua, y mezclarlos.
Cuando llegué a hacerlo se abrió un portal hacia un lugar desconocido, donde vivía Offenderman.
"Me alegro que hayas llegado, quiero revelarte un secreto", me dijo cuando llegué.
Me llevó adonde había encerrado hombres y mujeres en numerosas jaulas. A Offenderman le gustaba muchísimo violarlos repetidas veces.
Tuve miedo, intenté escapar, pero a Offenderman le salieron tentáculos de su espalda que me sujetaron.
"No escaparás de mí, ¿acaso pensabas que quería ser tu amigo? No eres nada especial, eres igual de ingenua como los demás."
Offenderman abrió su boca, se quitó el abrigo y su sombrero. No recuerdo qué más pasó. Desperté en medio de la noche. Unos hombres me secuestraron y me llevaron al lugar donde me prostituían. Todo empeoró después de eso.
Todas las noches sueño que Offenderman abusa de mí y me hace sufrir. Ya no soporto más esta vida, me mataré esta noche. Escribo para advertirles que cuando vean a un hombre con abrigo y sombrero, muy alto, tengan cuidado o podría pasarles lo mismo que a mí, sufrir por el resto de sus vidas.