Un relato que comience en un día de Año Nuevo.

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LOS PENSAMIENTOS DE CAMELIA.

-¡Feliz año nuevo!

Todos en la familia alzaron sus copas al escuchar las 12 campanadas que significaban el inicio de otro año, la tía Carla estaba abrazando a su esposo, mi prima Emilia estaba dándose un buen agasajo con su recién novio y María estaba bebiendo cerveza mientras se sobaba el vientre de embarazada; además de que las tías Natalia y Juana que siempre se critican ahora mismo estaban llorando de felicidad junta. JA, cuánta hipocresía

No tengo ni idea de por qué celebramos año nuevo, no trae nada grato, o sea, sólo significa que dentro de unos meses seré más viejo, ¿genial no? y para colmo, ahora mismo el tío borracho está haciendo su misma promesa de siempre: dejar de tomar. JA, pobres ilusos, creándose proyectos que con sus propia capacidad de perseverancia lograrán y además de que...

-¡CAMELIA!

un grito cerca de mi oído derecho me sacó de mis pensamientos, ahí estaba él, mi vecino, hijo de una amiga muy cercana a mi abuela.

-Ah, eres tú, ¿Qué crees que haces?

-Sacándote de tus pensamientos negativos como siempre, seguramente estabas hablando de lo hipócrita que es tu familia. -Me sacó una sonrisa, él me conocía muy bien.-¿Por qué mejor no te alivianas y salimos juntos a caminar por la oscuridad de la noche en este mi pueblito tan querido?

-Qué romántico eres con este lugar, pero me has convencido.

Salimos de la casa y como siempre, mis familiares estaban más ocupados en ellos que dándose cuenta de que estaba saliendo con un muchacho a caminar sola por la calle en la mitad de la noche.

-Espero que ahora mismo no estés con tus pesados pensamientos, eso no me gusta.

-Pues me vale, sabes que casi todos son verdad.

-Eso es cierto, pero no seas tan dura contigo, mira, casi nunca te veo, pero cuando lo hago, ¡dios mío! empiezo a suspirar, las estrellas bajan para ponerse a tu alrededor, chocando así con la luz de la luna y los rayos refractados del sol que junto con el agua generan un lindo arcoíris que...

-No tienes ni idea de lo que estás diciendo, ¿verdad?-Se sonrojó, debía admitirlo, era guapo.

-La verdad es que no, no sé cómo explicar las sensaciones que me causas cuando te veo, me gustas mucho.

-Podrías empezar diciendo que cuando te abrazo tu amiguito se levanta.

-¡Dios mío! -su rostro se convirtió en un tomate y se abrazó a sí mismo -¡Lo siento tanto! ¡no pensé que te dieras cuenta! ¡Dios! -Comencé a reír

-Tranquilo, supongo que es normal -alcé los hombros. -Bueno, ¿qué hemos venido hacer aquí? estamos en la entrada del bosque.

-Bueno, quería que subiéramos algo del monte aquel juntos-Lo miré con una ceja arqueada-¡pero no te preocupes, no quiero tomarte del cabello y arrastrarte por la maleza para hacerte daño! -mi expresión no cambiaba- Me refiero, tengo algo que mostrarte...

-Si no fuera porque te conozco un poco, pensaría que estás a punto de cometer un feminicidio pero como sea, vamos allá.

Jamás había subido a un lugar como ese, varías veces me pasé cayendo, pero siempre estaba él ahí para ayudarme a no caer, los árboles se hacían más densos y el bullicio del pueblito se apagaba con cada metro que subíamos del pequeño monte. Unos cuantos metros más, y pude notar una pequeña parte en la que no había árboles; antes de poder observar bien, me cubrió los ojos y me dirigió hacia ahí, donde me ayudó a sentar y cuando pude ver, las luces del pueblo se presentaron ante mí, parecía una pequeña maqueta llena de vida, estábamos muy alto. Él se sentó a mi lado y lo noté observándome, volteé.

-¿qué tanto me ves? -Pregunté.

-Me encanta tu reacción, algo así estaba esperando. ¿qué te parece?

-'¿Por qué haces esto por mí? Es hermoso. Nunca había visto tanta belleza en este lugar como hasta ahora

-Bueno, es que siempre eres negativa, incluso en año nuevo, así que pensé que un buen presente sería mostrarte la belleza del lugar-sonreí.

No podía creerlo, nadie había hecho algo así por mí. Sonreí. Lo observé y no pude evitar notar que él también estaba mirando las luces, no podía describir mi agradecimiento.

-Mira, Camelia, ahí está la casa de tu abuela, ¿acaso no es muy lin.

No pude evitarlo, lo besé. Creo que no se lo esperaba porque tardó en responder, pero al final, cedió.

-Muchas gracias por esto.

-Yo eh

-No tienes que decir nada, cierra la boca y disfruta el momento

Él me sonrió y volvió a darme un beso rápido.

-Muchas gracias a tí también.

-¿A mí? ¿Por qué? -Pregunté.

-El año pasado me propuse que te robaría un beso tú me lo has robado, pero no importa no es lo que esperaba, pero estoy satisfecho.

Nos quedamos observando durante media hora más, hablando sobre nuestras vidas en diferentes lugares, él en el pueblo y yo en la ciudad; hablando de nuestros amigos y de cómo pasamos el tiempo; después de esto, me doy cuenta que posiblemente es más divertido vivir en el pueblo. De lejos vimos a mi familia saliendo de la casa esparciéndose por todo el lugar, seguramente se habían dado cuenta de mi ausencia, pero no importaba, dentro de media hora regresaríamos, pero mientras, pasábamos juntos las primeras horas del Año Nuevo.

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Por cierto, estoy llevando a cabo este reto con mi amika maybe-together

El reto del escritor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora