silenzio assoluto.

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Ahí estaba él, con la sonrisa más grande y brillante que podía regalarle.

Su cabello estaba fragmentado en lindos mechones que cubrían parte de su cara.

El sudor corría a gotas por su frente, mojando su cabello.

"¡Vamos a jugar Hyung!"

Un ya adulto Jongdae le sonreía al tierno niño frente a él, era como si todos esos años que habían pasado sobre él y sus amigos, no le hubieran hecho absolutamente nada.

Seguía siendo el dulce niño de 7 años que conoció cuando cumplió 14  y su madre le había obligado a cuidar como parte de su trabajo.

"¿Por qué nunca llegaste Minie?" Preguntó esperanzado.

"Ya estoy aquí Hyung, ya no tiene que esperarme."

Pequeño y delicado, un travieso rayo de sol se escapó entre las blancas cortinas de la habitación.

El horrible sonido de la alarma fue cesado apenas apareció. Eran exactamente las seis y media de la mañana, hora exacta en la que debía salir de su cama si quería llegar a tiempo a su trabajo.

Lo primero que hizo apenas puso los pies sobre la alfombra, fue maldecir los lunes.

El apartamento desprendía un aroma a quemado por las puertas y ventanas; La tostadora quemó el pan y el agua del fregadero se escapó por los oscuros azulejos mojando todo a su paso y provocando que la cafetera hiciera corto. Hoy como siempre, no era su día.

-Buen día.- Saludo con la voz aún ronca.

-Buen día señor Kim, hoy tiene un día muy atareado, ¿comenzamos ahora o prefiere estar un rato solo?

-Prefiero empezar de una vez, entre más rápido acabé más rápido podremos irnos a casa.

-De acuerdo, el día de hoy tiene cita con el presidente Byun y debe firmar los papeles de compra con los señores Jung, también tiene una junta con los accionistas a las doce y otra con el consejo a las dos y media, debe ordenar y enviar la solicitud para vender los terrenos no utilizados en Tokio y por último debe tomar su vuelo con el joven Chanyeol a las ocho con destino a Tailandia para renegociar los tratados de comercio.

-Es demasiado.- Dijo en un susurro apenas audible.

-Asi es señor Kim, sería conveniente que se diera prisa.

-Si, pero ya no me digas señor, aún no cumplo 30, además llevas trabajando conmigo más de 3 años, dime Jongdae.

-De acuerdo Se-Jongdae.

Él sonrió y bajaron al estacionamiento para ir a su primera parada, la casa del señor Byun y su irritante hijo.

Las personas del servicio los habían hecho pasar apenas vieron que se trataba de él y su asistente Li.
El señor Byun ya había dado la orden de que los dejaran pasar en cuanto los vieran acercarse. Ya los esperaba con ansias.

-Li, esperame aqui, no es necesario que me acompañes, esto es algo personal.-Ella asintió y se quedó dentro del auto mientras la figura del joven desaparecía entre las enormes puertas del lugar.

SUNDAY. [Chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora