II.

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―Ludmila, ¿Qué te trae aquí? creí que estabas con la abuela Frigga―esperó hasta que estuvo frente a sí para acariciarle los mechones rubios de cabello con una suave sonrisa maternal

―Lo estuve, estaba contándome una historia...―alzó la mirada, verde con verde se encontró en su juvenil rostro, le regaló una sonrisa enorme que le hizo flaquear su propia sonrisa, era idéntica a la de Thor

― ¿A sí? ¿Cuál historia fue esta vez? ―la guió hacia el diván que estaba cerca del ventanal para ambos tomar asiento― ¿no eres demasiado grande para que te sigan contando historias? ―

―No me importa, abuela Frigga cuenta hazañas increíbles... en fin, la historia fue sobre papá...―su sonrisa desapareció tras pronunciarlo, ella dudó en continuar, pero lo hizo―como obtuvo el poder del rayo... fue gracias a ti, estuviste en peligro a manos de unos gigantes de fuego y él te rescató―

―Vaya...―se sonrojó un poco al recordarlo―sin embargo, no necesitaba que me salvara, yo podía defenderme solo―

Mintió, no quería verse como una damisela en peligro cuando no lo era, aunque en ese momento sí estaba en apuros pues su magia se había drenado al poner un pie en ese sitio y estaba a merced de los gigantes de fuego, le habían tendido una emboscada por hacer caso a Thor, así que obviamente tenía que haberlo salvado... No quiso hacerle caso sobre la obvia emboscada que tenían planeada, le sorprendió haber sido la clave para que el poderoso martillo Mjölnir volara desde donde se encontraba (en la Salón de Reliquias Antiguas) hasta él, aquellos recuerdos se veían tan lejanos, tan borrosos... casi había olvidado que desde ese momento, su pequeño y tímido amor se forjaba hasta convertirse en algo más apasionado y fuerte. Al menos, Loki creyó eso último, que lástima que no fuera así.

―Pa'... cuéntame sobre él―le pidió acurrucándose a su lado, después de un largo silencio donde notó a su madre perdida en algún lugar lejos de ella

―Es un tonto, un tonto imprudente, nunca supo lo que quería... sus sueños eran efímeros, quiso ser rey, pero no pudo serlo―su voz estaba apagada y Ludmila suprimió las ganas de golpear algo, odiaba ver a su madre así, sobretodo por culpa de su padre

―Abuelo Odín nunca hace las cosas solo porque sí, que lástima que decidiera quedarse en la tierra como un simple humano―hizo una mueca desdeñosa Loki sonrió de medio lado al verla, abrazando a su pequeña transmitiendo tranquilidad

―No le guardes odio a tu padre...―le dijo quedamente

―No lo hago, pero tampoco se ha ganado mi cariño, seguramente en algún momento fue un gran Æsir―se encogió de hombros―más no ahora...―

―No te envenenes como yo, mi pequeña... No lo hagas...―le susurró recordándose a sí mismo en el pasado

Estuvieron hablando un rato más sobre Thor, sus hazañas, los grandes momentos del rubio que la hicieron sentir solo un poco identificada a él, hasta que se quedó dormida en sus brazos, dio un suspiró y se permitió observar aquellos rasgos heredaros de su padre que lo hacían añorarlo. Verla a veces le hacía doler el pecho, ella se parecía a ambos no solo físicamente, cuando niña era muy curiosa, tenía esa chispa que no podía ser saciada hasta la última consecuencia, sin darse cuenta sus ojos se llenaron de lágrimas que caían sobre el cabello rubio.

A veces utilizaba un hechizo para ver a Thor, era un simple mortal sin demasiados sueños ni aspiraciones, bajo el yugo de una mortal que no le apreciaba en lo más mínimo, solo por lo que alguna vez fue y los conocimientos ancestrales que poseía, era conformista y no le importaba ser pisoteado por su mujer. Estaba decepcionado, ni siquiera Sif, que en algún momento aspiraba a ser la esposa de Thor lo habría tratado así, era más que solo eso, debía admitir que admiraba a esa mujer un poco...

Causalidad. (THORKI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora