Capitulo 3

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Me encontraba en un lugar elegante, las tonalidad blancas, rojas y negras predominaban la decoración; La suave melodía de un piano se podía escuchar, haciendo eco a las charlas de las personas que se encontraban en el lugar.  

Todo parecía como salido de una época pasada, la gente vestía ropas elegantes, pero anticuadas, más eso no quitaba la tranquilidad y alegría que desprendían.

El lugar parecía algo tétrico,  todo eso me sonaba de ya haberlo visto ¿pero? ¿Donde?

Mi vista fue de forma casi automática hacia el imponente piano blanco que se situaba en el centro de la estancia. Hay un pianista de ropas formales, pero igualmente antiguas, tocaba con alegría y pasión una bella melodía, la cual se me hacía conocida.

Durante apenas unos segundos sus ojos mieles impactaron con los míos y sonrió, yo iba a corresponder el gesto y entonces... desperté.

Me encontraba sola, en la oscuridad de mi habitación, sudor frío bañaba mi cuerpo.

Apenas y podía recordar parte del sueño, pero unos ojos mieles permanecían en mi mente en todo momento.

Corrí fuera de la cama en busca de papel y lápiz.

Por suerte encontré un antiguo diario

que compré durante mi adolescencia y nunca llegué a usar.

Comencé a escribir hay todo lo que recordaba había ocurrido durante el sueño.

Y después de horas dando vueltas en la cama, con miles de pensamientos rondando mi mente, me dormí.

Desperté por el impacto de la luz solar contra mi rostro, puse la almohada sobre mi rostro e intenté volver a dormir.

Entonces llegó a mi mente la imagen de unos ojos mieles y me levanté de un salto, ignorando olímpicamente a él sueño que antes tenía.

Corrí hacia mi ordenador portátil y escribí en el : restaurante le París

Todos los artículos hablaban de el prestigio que había tenido el restaurante en sus últimos años, pero ninguno mencionaba el motivo de su clausura.

Cuando al fin encontré información sobre su cierre mi expresión tranquila pasó a ser una de terror.

“El famoso restaurante Le París cierra sus puertas tras el atroz asesinato de su pianista, el 20 de marzo 1998… “

Esa frase se repetía en mi mente una y otra vez después de haberla leído en el artículo.

Hay adjuntaba una “imagen”en blanco y negro de lo que había sido el restaurante, todo era tal y como lo vi en mis sueño, gente conversando, el bello piano ubicado entre todas esas mesas mientras un pianista sin rostro  se encontraba sentado frente a él, con la cara oculta entre las partituras.

Ahora estaba todavía más confundida, pero no tuve tiempo para pensar en eso, ya que el timbre de mi apartamento me anunció que tenía visita.

Recogí mi melena azabache en una cola alta y acomode mi pijama, antes de salir de mi habitación.

Me había independizado, hacía dos años, por lo que vivía sola en un pequeño apartamento en el centro. No era muy espacioso  que digamos , pero era suficiente, sólo estaba yo.

Llegue hasta la puerta y la confusión se reflejo en mi rostro al ver quien se encontraba hay.

Sueños color caoba Donde viven las historias. Descúbrelo ahora