Purple and Red

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~Narrador omnisciente~

Una tarde cómo cualquier otra, el joven de cabellos despeinados caminaba solitario con sus manos en ambos bolsillos del pantalón, su mochila descuidada y vieja que transportaba a todos lados, caminaba encorvado y despacio, como si no quisiera llegar a su casa.
El ambiente para él se encontraba tranquilo, ya que las calles estaban despejadas y no se escuchaba nada más que las hojas sopladas por el viento y el canto de las aves que realmente le encantaba, al menos eso sintió hasta que escuchó unas conversaciones, era él, el chico de sus sueños, totalmente inalcanzable según él, acompañado de tres chicas y un chico del club de Football Americano, al sentir el ruido y las risas de ese grupo se escondió rápidamente tras una máquina de refrescos asomando un poco su cabeza par ver cuándo pasaban.

-Totoko-chan, vamos, no seas así, ven a mi casa a jugar -Dijo el jugador de el chico rubio más alto-

-Daichi-kun, ¿por qué no voy yo? -dijo una chica con una trenza y de flequillo-

-Homura-chan, eres una vendida -dijo una chica de cabello con las puntas rosadas y un mechón verde-

-¿Eh?, pero si quiero jugar a las escondidas o a un videojuego -formó un puchero y empezaron las risas de todos menos uno-

-¿Se pueden callar todos?, no estoy de humor... -Dijo el joven de ojos rojos quedando un silencio incómodo que rompió el mismo- no iré al parque, iré a mi casa, nos vemos mañana...

Luego de haberse despedido el joven de ojos ruby dobló por la calle en la que estaba el amante de los gatos, Ichimatsu Tomizawa, pero a pesar de pasar por allí no se percató de su presencia [cosa que el menor agradeció] pasando de largo. El más joven al divisar que su amor se había esfumado salió de su escondite y se dirigió nuevamente a su casa con las esperanzas de que sus padres no estuvieran allí.

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~Narra Ichimatsu~

-Ya llegué -no hubo respuesta, por lo que decidí tan sólo entrar a mi casa la cuál tenía el mismo aire de asco y pocos amigos que emano yo...-

Entré a la sala viendo una botella de whisky en el suelo, toda derramada junto a mi madre golpeada, semi-desnuda y borracha en el suelo, sólo la ignoré para dirigirme a la escalera en la cuál encontré sus ropas, un condón lleno de semen que goteaba, más arriba, llegando al segundo piso, estaba su sostén colgado de un cuadro mío de bebé con ella y un hombre que no conozco, ya arriba, en el horrible segundo piso estaba su calzón mojado con sus fluidos (supongo) colgando de la ventana, dónde cualquiera los podría ver, realmente ya no me importaba, después de todo, me golpearían de igual manera. Llegué a mi habitación la cuál estaba más ordenada que toda la casa junta, cerré la puerta con pestillo y me tiré a mi cama, sólo pensaba en él y sólo en él, fuera de ese tema no haber llevado mi celular a la escuela fue horrible.

-¿Ichimatsu?, ¿estás en casa? -escuché la voz de ese hombre- bebé, sal de ahí, ¿no vez que papi necesita tomar tu virgen traserito? -sí, ese es uno de los tantos hombres de la mujer que me dio a luz, me quieren directamente, follar y quitarme mi virginidad, me asquean-

Decidí encerrarme allí hasta la madrugada y ducharme para el día de mañana, estoy tan cansado que tan sólo dormiré un rato y despertaré a las 3:00 a.m. para ducharme y dormir, me acomodé en mi cama y me dispuse a cerrar los ojos y descansar...

Rojo ardienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora