Narrador omnisicente
Había sido un día realmente estupendo para el joven de cabellos revueltos y sudadera violeta. Pero lamentablemente toda luz traía una oscuridad y eso nuestro joven amante de los gatos lo sabía bastante bien.
-¡Oye, niñato malcriado, vuelve aquí y bebe una cerveza con tu nuevo papi! -gritó un hombre gordo, con una playera musculosa manchada en vómito y alcohol, el olor era repugnante y la escena en sí, asquerosa: Su madre dormida en el sillón con manchas de fluídos (de clase desconocida) junto a gran parte de su ropa esparcida por el sucio suelo que nunca limpiaba. Aparte, este hombre llevaba ya unos 15 minutos tratando de sacar a Ichimatsu de su habitación.-
Él ya no lo soportaba, era cada vez peor el sentimiento de repulsión que sentía al llegar cada día a un hogar descompuesto... ¿Siquiera podía llamarle hogar?, se sentía sucio, impotente, triste. No podía más. Sintió como los clavos de la perilla de su puerta se iban soltando más con cada tironeo del hombre, por lo que, en cualquier momento se abriría. Su corazón latía cada vez más rápido, sentía su palpitar en sus oídos y el estómago en la garganta, en eso, una idea cruzó su mente: ¿Por qué seguía allí?, podía escapar, incluso prostituírse sería mejor que estar en ese lugar. Miró hacia afuera, eran las 7 de la tarde por lo que pronto oscurecería.
Se levantó de su cama nervioso y decidido, en cuestión de segundos tomó una mochila entre sus manos y metió lo esencial: ropa para una semana entera, algo de comida que guardaba en su mini-heladera y por último, su fiel amigo celular. Nuestro joven protagonista se acercó con rapidez a su ventana abierta con anterioridad y bajó por la pared, ayudado por los ladrillos rotos que le permitían afirmarse con mayor facilidad. Al sentir el suelo bajo sus pies miró hacia atrás, ya no volvería, por lo que acomodó sus zapatos y corrió lo más rápido que sus piernas le permitían hasta un parque abandonado.
-Mierda -susurró al ver la gran reja que debía saltar- Bueno... Es esto o volver -se dijo a si mismo y escaló con habilidad, como si se tratase de un gato desesperado por su libertad-
Caminó un poco y se sentó en una banca, sus pies dolían y sentía que sus manos ardían del dolor, por lo que sacó una pequeña botella de agua y se humedeció las manos para sentirlas más frescas. Miró hacia el cielo anaranjado y lloró, lloró preguntándose el por qué su vida era tan mala, por qué estaba tan solo. Al cerrar sus ojos, las lágrimas corrieron más rápido por sus perladas mejillas; sus párpados ardían y se inflamaban poco a poco. Intentó relajarse concentrándose en el sonido de las hojas siendo sopladas por la suave brisa del atardecer, pero, su calma se irrumpió cuando escuchó la suave melodía de una guitarra acústica.
-Un momento... -pensó en voz alta- yo conozco esa melodía. -exclamó suavemente y posicionó su mochila sobre sus hombros, se levantó y emprendió sigilosamente su camino en busca del causante de aquella melodía- Esta mierda es como jugar al frío o caliente* -Dijo mientras sentía el sonido de las cuerdas más intenso. Se detuvo al escuchar un suave tarareo de una voz grave-
A unos metros de él, divisó una cabellera oscura, casi tan negra como la fría noche estrellada; para su suerte, estaba de espalda a él, por lo que decidió esconderse tras de un arbusto para espiar sin levantar sospechas. La figura se levantó de su asiento y miró hacia atrás, Ichimatsu, aprovechando aquel movimiento se fijó en quién era aquella misteriosa figura. Era un chico de ojos de largas pestañas e iris azules como el zafiro, traía un suéter color verde azulado junto a unos jeans negro ceniza. El chico miró confundido hacia todos lados, tenía unas cejas gruesas, su piel era pálida (no tanto como la suya) y sus rosados labios, ni muy gruesos, ni muy delgados, resaltaban en su rostro.
-Hmm, juré que había alguien observándome -comentó en voz alta y tomó su guitarra, dándose la vuelta- supongo que es hora de irme -exclamó y el joven de sudarera violeta se asomó entre las hojas, al hacer esto, el joven giró en un rápido movimiento y le observó fijamente- Ahí estás.
-Oh, eh... Yo- -Balbuceó intentando crear una excusa para no quedar como un completo acosador rarito-¿Quieres comer conmigo? -Preguntó el chico de ojos azules, sentándose y palpando el lado libre de la banca. Sin más opciones, Ichimatsu decidió levantarse e ir a sentarse al lado de el joven extraño- Dime, ¿cómo has estado, Ichimatsu?
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Helloo :)) Espero estén bien, yo ya me he estado sintiendo un poco mejor con mi salud mental, jeje.... Bueno, volví con este capítulo cortito
¿Qué pasará ahora? DD: Solo yo lo sé muajaja
Espero los párrafos se vean bien divididos, estoy escribiendo en pc y no tengo ni idea de cómo se verá en celular :cc
En fin, se vienen nuevas cosas y misterios, wow :00
*El frío o caliente, según google, es un juego común y siempre popular.Una persona esconde un objeto que los demás no pueden ver. Todos los jugadores conocen el objeto. Dos personas en equipos diferentes esconden el objeto y los otros salen afuera. Frío quiere decir lejos del objeto y caliente, cerca.