Clemencia

Entre sombras y esperanzas

Lía :

Mi vida siempre ha transcurrido en la penumbra, como si flotara en la luna, observando el mundo desde una distancia segura. No soy una chica de otro mundo, pero a veces me siento como si perteneciera a un lugar distante, donde las emociones se desvanecen y los pensamientos se deslizan como hojas secas en el viento.

En mi pequeño universo, tengo a mi madre, a mi padrastro y a mis hermanos menores. También está mi mejor amiga, una luz en mi camino oscuro. A mis 21 años, estudio medicina y trabajo en un local de comida rápida para pagar la universidad. No soy extrovertida, pero los pocos amigos que tengo son como tesoros. Cada viernes, nos reunimos en casa de Asher, compartiendo risas, películas y confidencias. Hablamos de los problemas familiares, nos embriagamos con la complicidad de la amistad y exploramos los laberintos del amor.

Recuerdo mi único amor verdadero, aquel que floreció cuando tenía 15 años. Duró dos años, pero la distancia nos separó. Los cambios de horario y la falta de comunicación nos arrancaron de las manos el hilo frágil que nos unía. Si supiera entonces lo que sé ahora, quizás no habría dejado que mi corazón se enredara en sus palabras y miradas.

Los domingos, mi alma se desnuda en la consulta del psiquiatra. Algunos dicen que es para los "locos", pero yo sé que es para los valientes que enfrentan sus demonios internos. La vida no es justa; a veces, derriba a los más débiles. Las palabras hirientes de los demás duelen más que cualquier herida física.

Y aquí estoy, atormentada por la sombra de mi padre, cuya muerte aún me persigue como un fantasma. Aunque los años han pasado, aquel día sigue siendo confuso, como un sueño turbio. El miedo se apoderó de mí, y aún hoy, siento su aliento frío en mi nuca.

Recuerdo aquel día como si fuera ayer. Las palabras de mi padre resonaron en mi mente mientras me encerraba en el oscuro armario: "No puedes confiar en nadie, ni siquiera en ti misma". El miedo se apoderó de mí, y mi corazón latía con fuerza mientras intentaba salir de aquel encierro.

Los gritos de dolor llegaron desde la sala, y mi cuerpo se paralizó. ¿Era mi padre? ¿Qué estaba sucediendo? Los escalofríos recorrieron mi espalda, y las lágrimas se mezclaron con el sudor en mi rostro.

Finalmente, logré abrir la puerta del armario y me dirigí a la sala. Allí estaba él, mi padre, en el suelo. Su cuerpo estaba acuchillado, pero aún no había dejado este mundo. No sabía qué hacer. Me quedé allí, inmóvil, observando cómo se desangraba. ¿Por qué no hice nada? ¿Por qué no lo ayudé?

Tenía 16 años en aquel entonces, y la culpa me consumía. Cada momento, cada detalle, se grabó en mi memoria. Fue mi culpa. Si tan solo hubiera actuado, si tan solo hubiera intentado salvarlo. Pero no lo hice.

Desde aquel día, los ataques de pánico se convirtieron en mi compañero constante. Al principio, eran devastadores, como tormentas que amenazaban con arrastrarme. Ahora, han disminuido, pero aún persisten. Tomo pastillas para controlarlos, pero la sombra de aquel momento sigue acechándome.

Quizás algún día, encuentre la redención en la luz que se filtra entre las sombras. Por ahora, sigo cargando la culpa en mi corazón, como un lastre que me impide volar, Quizás algún día, la luz se filtrará entre las rendijas de mi corazón y encontraré la paz. Tal vez, en ese rincón oscuro, también florezcan las esperanzas. Porque la vida, aunque a veces cruel, también guarda secretos de redención y amor.

nota autora: 

 Se que es un poco corto pero bueno, vamos empezando a conocer la vida de lía nuestra protagonista y algunos de los problemas que se irán desarrollando durante el libro ,espero que les haya gustado y por favor no se olviden de votar y dejar su comentario ya que esta es una historia antigua y se esta reescribiendo subiré capitulo siempre que pueda ,bien eso es todo lo que tenia que decirles, que tengan lindo día o linda noche.