Desenvuelto

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Anoche te dije, me despedí, nos partimos el corazón una vez más.

Anoche terminamos, no se dijo pero se entendió.

Anoche terminé con esto, lo más bello que alguna vez pude tener, imaginar, crear y observar.

Anoche cambié nuestras vidas...

Anoche terminé y ahora solicito que lo hagas tú.
Desde anoche intentaré resignarme por completo, a no tenerte nunca más en mi vida, a no poder ir por ti. Y es que simplemente nunca hemos estado juntos sin complicaciones.
Anoche te estrellaste, te arrinconé, y te liberé. Adiós a la creencia de que sin mi no eres, adiós al estrés y la angustia, adiós a estar yo en tu altar. Adiós a creerte débil, a pensar que no eres nadie.

La dicotomía de lo bueno y lo malo en las relaciones interpersonales siempre se hace presente, no somo perfectos y no nos conocemos perfectamente.

Nos vamos. Recordemos lo mejor, lo bueno, porque queremos verlo así, yo quiero y espero que tu entiendas y lo quieras igual.
Recordemos lo bueno porque eso fue, de lo mejor que le ha pasado a nuestras vidas, la mejor historia hasta esta precisa fecha.

(12 de abril del 2018)

Hay tantas cosas que puedo decirte. Tantos versos que si me esfuerzo pueden no solo quebrarnos aun más a nosotros sino a todos los que lean esto. Y como Neftalí Basoalto, intentaría escribirte los versos más tristes. Los versos que más se acomodaran a nuestro caso particular, los versos que hagan falta y los que no quisiéramos leer. Pero no, ahorita mismo no.

Nos enseñamos muchas cosas pero ese no es motivo para encadenarnos el uno al otro. Los profesores y los instructores, los familiares y amigos, las personas de la calle y las de nuestro barrio nos enseñan cosas y no por eso queremos pasar el resto de nuestros días con ellos.
Es eso lo que quiero que entiendas, que somos personas normales con características anormales.

Te recordaré siempre, siempre que lo pueda mantener. Las promesas que te hice las mantendré en mí, hasta que vuelvas y se pueda; cuando todo coincida, haya tiempo, nos reencontremos y el cariño se mantenga.
Si no se puede no me guardes rencor, yo tampoco lo haré, nunca aprendimos eso.

Piensa en nuestras charlas, en nuestras caricias, en los consejos compartidos, en todas las primeras veces que tuvimos.

Piensa que soy tu primer parpadeo; El que arrancó tu sensibilidad y te la devolvió, el que te permitió ver un poco más de algunas cosas y el que se cerró para no dejarte ver algunas otras. El primer parpadeo, el que te posibilita al mundo, pero no el que te acompaña.
Un parpadeo dura lo mismo que el amor...

Piensa en que así como fui un completo extraño para ti por muchos años, en otros días, más adelante, conocerás a alguien indeterminadamente determinante que explotará en ti, algo más de lo que yo no alcancé. Y eso me hará feliz. Te lo juro.

Porque sí es cierta la frase que reza: "Llegas a amar tanto a alguien que quieres que sea feliz aunque no sea a tu lado." Es tan jodidamente cierta y carga tantas historias pasadas encima, que una más la hará fuerte y me dará la credibilidad y el soporte perfecto para pronunciar a través de este medio, con un grito que corre dentro de las lágrimas en nuestras mejillas y con un soplido del viento hacia tu ventana, un merecido e inoportuno: Adiós...



Y lo maravilloso de nuestros días vagos seguirán y nos empujarán a los recuerdos. A lo añorado. Pero lo que maravillosamente de insofacto me parte el corazón y a la vez me alegra es que...



(Creo que no tendré día de finalizar satisfactoriamente mi adiós hacia ti. Supongo que será así y me gusta).

Mr Voluble al AireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora