28 de Diciembre (pausada Temporalmente)

IV

Empiezan las clases.

Ese ruidoso despertador que me dan ganas de tirar por la ventana me obligó a levantarme.

Me pesaban las piernas... Parecía un zombie.
Y a zancadas me fui al cuarto de baño, a ver si una ducha fresquita me devuelve a la normalidad.

Me vestí con lo primero que vi en el armario.
Bajé a la cocina para desayunar.

–Buenos días, princesa. –y besó mi frente.

—good morning – dije con los ojos medio cerrados.

Al acabar, nos fuimos rumbo al instituto junto con mi amiga. Después de dejarnos en la entrada, se marchó al trabajo.

Dejo salir un suspiro y junto las pocas fuerzas que tenía. Cualquiera pensaría que no es nada del otro mundo ser la nueva, ya... Bueno... Sé que no es para tanto, pero yo soy muy tímida. No me gusta ser el centro de atención, a continuación eso es justo lo que seré. Con solo atravesar esas puertas ya me imagino las miradas enfocadas en mí. DIOS MÍO.

Intento calmarme respirando varias veces seguidas.

—creo haberte dicho ayer que no pasa nada, todo está bien. Me tienes a mí.

—sí, me lo dijiste. Gracias. –le sonrío.

Entramos al salón de clases. Por suerte coincidimos en la mayoría de ellas.

Me puse algo nerviosa en el momento que tuve que presentarme ante todos. No podía controlar las reacciones. Mi cuerpo temblaba, y parecía muda.

—parece que a la nueva le comió la lengua el gato. –Comentó una chica del aula, y algunos rieron. Me hizo sentir bastante mal. A mí cada palabra me afecta mucho. Casi empiezo a llorar, pero me contube. Lo último que necesitaba era mostrar lo débil que puedo llegar a ser en algunas circunstancias para que luego se aprovechen ciertas personas de eso.

—Cállate ¿quieres? No te metas con ella, que no te ha hecho nada. –Isa al rescate. Más oportuna no pudo ser. Le di una mirada de "thanks very much."

El profesor intervino antes de que siguiera la discusión. Menos mal.

Encontré las fuerzas necesarias para acabar con esto. Solamente debía espetar mi nombre completo, edad, aficiones y ya. Venga, que yo puedo. Y:

—soy María Smith, tengo 16 años, y como afición pues leer, entre otras. –solté de golpe.

—Interesante... ¿qué tipo de lectura sueles escojer? –el profesor pregunta intrigado. Y a él que le importa. Que amable por su parte torturarme  en vez de dejarme estar. Nótese el sarcasmo.

—En general, novelas. –contesté rápidamente.

—está bien. Toma asiento.

Por fin.

Isabel, que estaba sentada a mi lado, susurra:

—oye, no le hagas caso a la estúpida de antes. Ah, creo que tienes admiradores. –me señala hacia unos chicos que ponían caras raras en nuestra dirección.

—pues la friend zone creo que tiene hueco para dos más. Por que otra cosa no serán.

Isabel choca mi mano.

Suena la campana, que alivio... Nos vamos a casa.

Pudimos ir en taxi, ya que papá trabaja hasta tarde desde hoy, pero preferimos caminar, nos sobraba tiempo. Isa me informó que debía recojer a sus hermanos del kinder  porque su madre no podría y decidí acompañarla.

De regreso a casa los gemelos nos contaron como les fue. Me alegraba verlos tan contentos.

Introduje la llave en la puerta de la casa y abrí. Antes de entrar les dije hasta mañana a los tres.

Aburrida, tiré la mochila al sofá y encendí el televisor. Después de cambiar unos cuantos canales buscando algo de mi agrado lo apagué. Los canales que visualizaba normalmente ahora mismo solo emitía publicidad. Así que tomé mi celular y entré en facebook, instagram, whattpad... Wow, llenos de solicitudes mis perfiles, lo veo y no lo creo.

Acepté a todos, y mis libros en wattpad aumentaron en lectura drásticamente. Casi me desmayo de la emoción.

Resulta que este día no resultó ser tan malo como lo idealicé.

Las horas pasaron volando, sentí sueño...
Bostecé un par de veces, luego subí a mi habitación. Me lavé los dientes, me puse el pijama, el despertador y el móvil a cargar durante la noche. En los siguientes minutos cerré mis ojos. Al instante me quedé dormida.