Capitulo 9

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14:05 PM


Nicolás y Tobías estaban llegando a la casa. Habían caminado sin parar por casi una hora mas no se encontraban cansados. Siempre mantuvieron un ritmo constante y lento, probablemente si tan solo hubieran caminado a una velocidad algo acelerada podrían haber llegado 15 minutos antes. Pero no lo habían hecho, no. Casi parecía que estaban montando tortugas para llegar a la casa. Si bien las tortugas marinas pueden sacar a un hombre de edad media de una isla y salvarlo, su velocidad resulta una verdadera incordia para la mayoría; así es como Tobías ya se encontraba algo exasperado. Tenía hambre, ganas de bañarse y no estaba sintiendo esa onda investigadora de Nicolás.

Casa por casa, el pálido joven alto, había revisado si había gente. Si alguien lo hubiera visto, además del otro adolescente, probablemente hubiera pensado que estaba planeando robar alguna de las casas. No sería extraño, ese barrio era una oda al más repugnante capitalismo consumista. Casas de todos los tamaños, algunas más pequeñas y otras más grandes. De uno, dos y a veces hasta tres pisos. Todas ellas costosas de gran manera. El pago de las expensas acumulado de manera anual ya era más caro que lo que varias personas podrían permitirse como un hogar. Todas las casas con piletas, jardines, claramente cuidados por un empleado doméstico, y grandes espacios para guardar autos. En las épocas donde había mayor cantidad de gente podían ostentarse autos sumamente lujosos, algunas unidades funcionales tenían un auto, otras dos, y los más afortunados magnates podían permitirse hasta tres. Una determinada casa recuerdan que tenia una colección de autos clásicos guardados; autos que jamás se usarían y que solamente juntarían valor durante los años, volviendo aun más rico a su dueño. Por la calle podían verse los propietarios de estos lujos: hombres sumamente bronceados artificialmente cuya única preocupación era que sus nalgas estuvieran erguidas, mujeres sumisas renuentes a perder sus beneficios económicos, con cirugías para reducir los así llamados "defectos" de la piel y edad. Claro que había excepciones a esta regla, pero tampoco eran las suficientes para llamarlas ni siquiera una minoría recalcitrante.

-Vacía. - decía Nicolás luego de examinar las casas. Su método era particular: primero revisaba si había autos, luego si había alguien adentro y finalmente si había alguna señal de que personas hubieran utilizado la casa en los últimos tiempos.

-Si, cómo la anterior. Y la anterior. Y creo que la anterior también ¿Podríamos apurarnos? Me pica el bagre. - Respondió habría respondido cansado Tobías.

La actividad de detective puede parecer divertida, probablemente Nicolás la estaba pasando genial perdido en sus pensamientos, debía pensar que era el protagonista de "Cowboy Beep Bop". Pero, todo Sherlock tiene su Watson, y Watson no se estaba divirtiendo. Watson tenía hambre. Watson quería bañarse. Y Watson quería ver a su novia.

Cuando por fin llegaron Tobías sintió una sensación de liberación.Fue rápidamente a saludar a Jose, de maneras poco ortodoxas. Nicolas no perdió el tiempo, y se dirigió a la habitación que había secuestrado. en ella, guardo el revolver y el cuchillo que se llevo de la choza. En eso, algo, entre todo el lio de cosas que tenia en la mochila, un mazo de cartas, pañuelos, a federico perez, y ropa, algo desencajaba en todo eso. una foto. 

Nicolas saco la foto y se quedo mirándola unos segundos. Era una foto de su familia, estaba el, de bebe, con su hermano y hermana de chicos, y su padre. Pero ademas, estaba su madre. Una de las pocas fotos que estaban los cinco, pero como un mal chiste del destino, el rostro de la madre estaba quemado. La foto era vieja, y parecía que se quemo en una esquina, ocultando la identidad de su madre. Nicolas estuvo a nada de empezar a llorar, pero tocaron la puerta.

Nacho estaba enfrente de esta, cuando Nico abrió.

-No tenes que tocar, es tu casa- Rio Nico.

-Pero podías estar practicando algo de magia- Dijo Nacho, mientras que intento ver adentro del cuarto, pero su baja estatura y la altura de Nico, le negaba la vista-. Por cierto, tuve que defender tu credibilidad de mago, así que espero que tengas algo para estos días.

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