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Han pasado unos días desde que él había decidido regresar a "los gestos cariñosos", los cuales son simplemente caricias pequeñas en el rostro, las manos y los brazos, miradas cálidas y besos en la mejilla, pero estos son más de su parte porque ella sigue un poco aturdida por su comportamiento. Por la noche, aproximadamente a las 4 a.m., los sueños tranquilos de Felixia son invadidos con esas imágenes horribles que no habían aparecido desde que Darrell había confesado sus sentimientos y al final dejaron de dormir juntos, esas imágenes llenas de desesperación, las imágenes del lugar oscuro donde estuvo tiempo que no quizo contar, con el dolor físico inundando por doquier, todos los días, por varias horas. Su respiración se acelera debido a la sensación tan real de la pesadilla en la que está envuelta, cada vez más miedo, más dolor, cada vez más fuerte esa voz insultando, la destruye totalmente, más desesperación, tanta que se remueve en su cama, ya transpirando. Parece que va colapsar en cualquier segundo, sus ojos cerrados se llenan de lágrimas que bajan por la esquina de éstos, por sus sienes hasta sus mejillas y sus orejas, mojando en gotitas la almohada. La lámpara en la mesa de noche, en un lado de ella, falla haciendo que se prenda y se apague, afuera el aire da vueltas salvaje, como si también supiera que está sufriendo y quisiera entrar a ayudarla, las copas de los árboles se menean y el cielo se nubla, tapando las hermosas estrellas que se asomaban brillantes. Se siente cierta tensión en el ambiente, dentro de la habitación, incluso un Darrell profundamente dormido la siente. Dentro de sus sueños, algo no anda bien. Una realmente afectada Felixia grita de desesperación, provocando que Darrell se despierte de golpe, se siente en su cama del susto y voltee a todos lados para que se dé cuenta que ella está balbuceando fuerte y gritando como si alguien la estuviese atacando, al principio no reacciona, aún está adormilado y consternado, pero después se dirige a ella asustado, preocupado. La mueve un poco, pero no reacciona, incluso mientras lo hace la llama por su nombre pero está muy hundida en su pesadilla, ¿Cuándo fue la última vez que recuerda que tuvo una?, Hace tiempo, antes de dormir juntos, entonces eso de estar en la misma habitación no había funcionado muy bien que digamos. Vuelve a tratar de despertarla pero solo hace que se ponga peor pues parece que es él quien la ataca. Se siente impotente.

-Vamos, vamos, despierta mi amor, despierta...

Le dice en voz baja, con cariño, con desesperación.

Sigue removiéndose, casi convulsionando. La lámpara de nuevo parpadea, él la observa por un segundo, ¿Qué carajo está pasando? Ahora le da miedo. Ella empieza una clase ataque de asma, pues respira con dificultad, inhala y exhala cada vez más fuerte y más notable, como si fuera a explotar, él sigue intentando despertarla sin éxito.

De pronto la respiración inestable de Felixia se alterna con el parpadeo de luz de la lámpara, el viento sopla más fuerte, grita, grita muy fuerte y el bombillo de la lámpara se quiebra con el estruendo de su desgarrador grito, al sentirlo y asustarse se pega a ella y la cubre, poniéndose como escudo, han quedado a oscuras totalmente. Se incorpora para seguir moviéndola.

-Por Dios, despierta Felixia, hazlo, hazlo...

Profiere en voz alta, derrotado.
La mueve con más fuerza de las anteriores y por fin, por fin despierta de golpe, llorando y temblando, él también está temblando de desesperación, tanto que lo primero que hace es abrazarla, pegándola a su pecho, los corazones de los pobres jóvenes laten con fuerza y con gran velocidad. Le besa la cabeza varias veces y la acaricia tratando de consolarla al escuchar como solloza y como tiembla. En su cabeza solo piensa; qué son esas cosas que sueña que la hacen ponerse tan mal, qué son esas cosas que le pasaron que la han dañado de ese modo, sólo pensarlo su empatía crece, su necesidad de estar con ella aumenta.

Después de tal vez media hora, se están calmando, aún en la misma posición inicial, sin verse y en total silencio. Es él quien se mueve pues la suelta un poco y se acuesta a su lado, devolviéndola a sus brazos, resguardando su miedo.

INIMAGINABLE [En proceso ✡] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora