INIMAGINABLE [En proceso ✡]

21

Se dirige a la puerta con cautela, volteando a todos lados para comprobar que no hay nadie. Se acerca a la puerta y respirando profundo para tomar valor, finalmente abre, encontrando algo que hubiera mil veces deseado no encontrar. Se humedecen sus ojos y sus labios forman una línea recta, tragando el nudo en su garganta.

—Vete—dice rápido, con odio creciendo en su interior.

—Sé que no debí venir, pero por favor tengo qué decirte algo.

Niega con la cabeza.

—Dije que te vayas—masculla con un sentimiento que Emett reconoce como odio o molestia.

Ignora sus palabras y entra cerrando la puerta, interceptándola contra ésta. Su respiración se acelera, temblorosa por tener tan cerca al rubio frente a ella, temiendo que vuelva a besarla o algo parecido.

—No puedo irme—alterna la mirada de sus ojos a sus labios—... Sé que no quieres que me vaya.

Abre y cierra la boca intentando decir algo, pero el miedo no la deja pensar con claridad en sus acciones y ese gesto él lo toma como nerviosismo o señal de que también le gusta, pero no es así, Felixia quiere alejarlo cuanto antes.

—Y-yo...

—Sí, lo sé, no quieres que me vaya ¿Verdad?—inquiere sonriendo.

Niega con la cabeza viendo al suelo.

—Sólo vete, vete Emett.

—¿Por qué?—Ríe—, vamos no seas tímida—ahueca su rostro con ambas manos—, vine aquí por tí, a verte, hermosa.

—¿P-por qué dices eso? Yo a-apenas te conozco, no entiendo... Porqué haces esto...

—¿No es obvio? Me gustas Felixia, y quiero pensar que yo a tí, ¿O no?—acerca el rostro hacia ella, sonriendo de lado.

Vuelve a negar con la cabeza, se rehúsa a creer lo que dice.

—No, no, tú e-estás confundido, yo amo a Darrell...

—¿De qué hablas? ¿Cómo dices amarlo, si me has besado a mí? Y vaya que en ese momento parecía que no pensabas en nada, más que en mí, en como te besaba.

Lo dice con cierta burla. La chica no puede evitar sentir desagrado mientras habla, hundiendo las cejas, podría decirse que se ha enojado.

—No, tú... Me obligaste, yo no quería besarte porque no tengo sentimientos por tí.

Se le queda viendo fijamente un momento, analizando la firmeza en su voz, sorprendido incluso, se supone que ella es tímida y dócil, una de las tantas razones para querer tenerla para él, que sea sólo suya...

—Claro que no, sé que querías—dice ligeramente afectado por como lo mira con desprecio, como si estuviera vacía, además de por lo que dijo.

—No.

—¿Entonces por qué no pusiste resistencia, mmh?—pregunta esperando su respuesta, empezando a molestarse también por su actitud.

—Sí la puse.

Se limita a contestar.

Él ríe levemente, con sorna.

—Sí, claro. Vamos, linda, no le demos muchos rodeos a esto—la toma por la cintura, acercándola a su cuerpo.

Se remueve de su agarre, intentando zafarse.

—Suéltame, yo a tí no te quiero—habla con un poco de desesperación, sin darse cuenta que está hablando sin medir las consecuencias.