20.

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-Entonces, ¿A qué le temes? -Lucifer lo miró desde su trono con inmensa curiosidad, tenía un vaso de un cristal que Dick jamás había visto, y el menor, que estaba sentado junto al trono, seguía mirando sus piernas como si estas fueran la cosa más importante del mundo.

¿Cómo había llegado ahí?

Lucifer fue a buscarlo en cuanto despertó, los tonos rojizos que tenía el día anterior el infierno habían pasado a negros y azules, incluso no lucía tan tenebroso como antes. Dick no quería seguirlo, pero, ¿Qué más le quedaba? Si había una mínima esperanza de que saliera de ese lugar, lo que menos necesitaba era hacer enojar al dueño.

Y al rubio le parecía fascinante el omega, la primer parada para ambos fue en la habitación del rubio, Richard dejó de respirar unos segundos, y tembló, Lucifer notó su miedo por el aroma que desprendía este y negó levemente.

"No me gusta acostarme con alguien que me teme, diario tengo ofertas para tener sexo, no pienso abusar de ti si eso piensas" -Suspiró leve y lo miró-. "Ahí está mi baño, yo no lo necesito, sigo siendo un ángel" -Sonrió leve, haciendo pensar a Dick que si era un ángel, el rubio era más hermoso que sus otros dos hermanos, pero es algo que no le iba a decir-. "En fin, toma una ducha, dejaré ropa en la cama para que te vistas, y mandaré a alguien para que te traiga algo de comer, Duma me contó que lo que sea que te prepararon ayer lo terminaste vomitando" -Hizo una ligera cara de asco a lo que el más chico elevó muy ligeramente las comisuras de sus labios, por supuesto que seguía asustado-.

"G-gracias"

"No es nada" -El trajeado ángel lo miró de abajo hacia arriba y suspiró-. "El olor a pena está impregnado a tí, sólo ve a darte un baño, la ropa se amoldará a ti en cuanto la uses" -El rubio suspiró y salió de la habitación cerrándola tras él-.

Hasta eso no podía quejarse, la comida que Lucifer le pidió estaba bastante bien, y se había dado un tibio baño donde también pudo hacer sus necesidades que ni siquiera recordaba que tenía que hacer, lavó su cabello despacio, sus manos temblaban aún, él aún estaba asustado, tal vez el ángel no se había dado cuenta que el dolor era suyo y no de las almas.

Después de la ducha se secó con la única toalla que estaba ahí, era blanca al borde de que casi brillaba, y era delicada, la toalla era preciosa para ser una toalla, así que el menor terminó de secarse y entrando a la habitación, notó la ropa sobre la cama, y frunció el ceño.

Así había terminado ahí.

Lucifer sonrió al verlo, y le indicó que se acercara, al omega no le quedó más que sentarse en el conjunto de almohadas de colores azules junto al trono del rubio, debajo había una especie de colchón pequeño, pero a decir verdad, era cómodo, aunque Dick se sentía como una mascota.

El rubio le miró de reojo mientras daba un trago y suspiró despacio. Lucifer trataba de ignorar que Dick se veía precioso con la ropa que le había escogido, aquella que tentaba al mismo demonio, literalmente.

Usaba un pantalón negro jodidamente ajustado hasta la cintura, con toques dorados por todos lados, se colocó los converse negros que traía cuando llegó y una playera dorada transparente, ajustada al torso como si hubiera estado hecha para ella desde el inicio de los tiempos, era de manga larga que llegaba hasta sus pulgares, y que le daba un toque más exagerado de belleza.

"¿Sabes? Si dejaras de temblar cada que me vez, podríamos tener una conversación tranquila"

"Y-yo e-es"

"No por ser el diablo significa que te mate, no me hubiera tomado la molesta de traerte hasta aquí" -Suspiró y se giró en su lugar para mirarle-. "¿Cuántos años tienes, Richard?"

Bounce Back (jaydick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora