He aquí algo que también prometí a la preciosa Lex, espero y disfrutes ésto, ¡Es la primera vez que escribo algo así! Bueno, tú sí que te lo mereces.
«Porque si veneras a la Diosa G y no sabes amar o temer a su esposa, deberás temblar, el caos caerá sobre tú cabeza, ¡Sólo una diosa puede llamarse esposa de otra!»
××××××××××××××××××××××××××××××
Severus gruñó mientras paseaba sus labios sobre la piel expuesta del cuello de Regulus, la piel suave y blanquecina, con pequeñas y perfectas pecas adornando allí donde nadie más que él tenía derecho de ver, de tocar, de adorar, delineó con su lengua la piel mancillada con manchas rojas que a cada segundo tomaban más y más color, manchas que se volverían marcas, marcas de pertenencia, porque él, ahí, le pertenecía, sólo a él, a nadie más.
Sus manos pasaron de la cintura a las caderas, delineando, adorando, ¿En que momento se había vuelto el dueño de aquella epítome de la perfección?
No estaba seguro, tampoco importaba demasiado, porque ya era suyo, sólo suyo, él lo había dicho, lo había aceptado mientras rogaba porque moviera sus caderas más rápido, más fuerte, más duro.
Regulus Black era suyo, y él jamás lo dejaría ir, jamás podría escapar de entre sus manos, así tuviera que encadenarlo y privarle de cada uno de los derechos innatos en cada ser, humano o no, ¿Era egoísta? Quizás, no importaba ya en cualquier caso.
Sus gruñidos se volvieron jadeos mientras se sentía más cerca de llegar, de culminar su estado de excitación pura, de llenar aquel maleable y exquisito cuerpo entre sus brazos, aquél cuerpo que jadeaba por más en un lapso de retorcido y embriagante placer mientras le recibía, envolviéndole, con sus piernas, con sus brazos, con su alma.
Mío, mío, mío, mío, mío.
Sus embestidas se volvieron más brutales, sus gemidos casi guturales, incontrolables, entonces mordió, duro y fuerte, probando la sangre que escurría del cuello del menor que en pleno cúlmine gemía su nombre, apretándole, embriagándole, no pudo evitar dejarse ir ante la excitación de tener aquel sabor metálico corriendo libre por su paladar.
Los jadeos resonaban por toda la habitación silenciada, una mezcla ya casi homogénea de sonidos desiguales que calaban profundo en el contrario.
—... Eres mío.— Su voz sonó aún más ronca de lo normal mientras posesivo, envolvía sus brazos en la estrecha cintura del menor.
—Soy tuyo...— Concedió el Black, y era todo lo que Severus necesitaba, ni más, ni menos.
Apegó aún más al más bajo contra su pecho y se dejó ir al mundo de los sueños, ¿Qué estaban desnudos en el cuarto de los menesteres y cualquiera que lo conociese podría entrar y encontrarlos allí, completamente desnudos? No importaba, Regulus era suyo, no había nada más que importara.
ESTÁS LEYENDO
HP | Slash-Drabbles |
FanfictionHe aquí un obsequio para las bebas más preciosas de éste mundo, ¡El Batallón de Perras de la maravillosa diosa G Mauvaise! Con todo mi amor, para ustedes, cositas.♡ No os diré cuales fueron los prompt's, pero les advierto que quizás haya algo sad p...