| Maddy |

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Hemos hablado alguna veces antes, cosas triviales, sin embargo ahora sí que hemos comenzado a hablar, ¡No logro esperar tranquila el poder conocerte aún más! Sólo con un par de palabras me has llegado al corazón, Maddy, ¡Eres tan preciosa!

«Que la Dama Oscura no escuche tus pensamientos, que no sienta tus temores ni vea tus mentiras, ¡Que cuando te atrape no escuche tus gritos! Ten cuidado, teme y duda, piensa dos veces con quienes te metes, de la Dama Oscura no ruegues perdón cuando su cielo oscurezcas»

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Harry gimió quedo, de forma casi lastimera mientras se retorcía entre los brazos del más grande en busca de un mayor roce.

Fenrir Greyback no era conocido por ser alguien suave o considerado, él era el Alfa, él era el más poderoso, el más fuerte de la manada, no tenía razón alguna para ser blando, o al menos eso se decía por los alrededores, inclusive dentro de la manada, eso se decía hasta que un día llego con un pequeño bebé en brazos, un pequeño bebé que no emitía sonido alguno más que el de una leve y pausada respiración.

El día en que Harry James Potter llegó a la manada fue uno fatídico para muchos y glorioso para otros, el día en que el Lord tenebroso, Lord Voldemort, había ascendido al poder, convirtiendose en el soberano del lugar.

Impresionantemente todo era mejor con él ahí, todos los hijos de Muggles no fueron masacrados como se creyó que sería, el Lord decidió tomarlos de sus casas y encomendarlos a familias sangre pura adineradas para su crianza, era una vida mejor para muchos, y aunque aún no se llevaba a cabo la principal doctrina que impulsó a los seguidores del Lord, eliminar el estatuto del secreto, todo mejoraba en el mundo mágico que tantos años había estado estancado.

Harry había llegado a ellos con la mordida, el Alfa jamás había dado explicación alguna, sólo lo había dejado con los Omegas de la manada para ser criado.

El pequeño nuevo en la manada había resultado ser un Omega más, al menos eso creyeron hasta que descubrieron que él no era sólo otro Omega, no había forma de que él lo fuera, Harry Potter era uno como ningún otro, desafiante, poderoso, con un gusto extravagante por sacar de sus casillas al Alfa, quien impresionantemente le aguantaba y cumplía sus caprichos por más extraños que parecieran.

Al verle crecer algunos lograron entender el porqué de ello.

Lo entendieron cuando le miraban correr a la luz de la luna llena a un lado del Alfa, cuando veían al mismo Fenrir observarlo como lo más valioso del lugar, lo vieron cuando éste mismo arriesgo su vida con tal de mantenerle a salvo, lo vieron cuando en medio de una de las importantes ceremonias de la manada, el Alfa prefirió quedarse a su lado, velar por él, ante nada, lo vieron cuando el Alfa destrozó a quien trató de aprovecharse del pequeño oji–verde, y finalmente lo sintieron cuando el olor del mismo Harry se veía distorsionado por las marcas del Alfa, Harry era del Alfa, era su Omega, nadie podía entender porqué fue tomada esa decisión, pero tampoco importaba, ellos sólo seguirían con lo propio mientras crecían y vivían amando a sus familias, siendo protegidos por su alfa.

Fenrir una vez más mordió el cuello del menor, que en su desespero comenzaba a rozarse casi como poseso contra su fornido cuerpo, sonrió prepotente, Harry era suyo, su Omega, era el obsequio del Lord al que eligió seguir y quien tratase de intervenir en ello sería destrozado.

Fenrir volvió a atacar la cálida piel del pecho del menor, llenándole de aún más marcas, había una larga noche por delante.

HP | Slash-Drabbles |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora