| Kyū |

1.2K 66 25
                                    

Para el amor de mi vida, a quien hace bastante le prometí una historia James×Remus, quizás no es lo que esperabas o algo que te guste, pero lo he hecho con todo el amor del mundo, bebé.♡

«¡Porque los zorros un día dominaran el mundo al mandato de la maravillosa, la divina Kyū, y yo estaré ahí, alabándola en primera fila!»

××××××××××××××××××××××××××××××

Había una sonrisa estúpidamente estúpida delineando su rostro de lado a lado, sus ojos escondidos tras las redondas gafas que no lograban opacar en lo más mínimo aquel brillo ansioso y vibrante, brillante, en el matiz avellana que caracterizaba sus orbes, Remus suspiró abatido, de todas formas no había opción, el contrario no le había dejado opción alguna.

Tampoco es como si le hubiese importado si la hubiera.

Se acercó aún con sus mejillas ardiendo torneadas en carmesí y deposito un pequeño y suave beso en la mejilla de James.

No era la primera vez que lo hacía, se conocían de tanto ya que era imposible que fuese el primer beso que dejaba en el rostro del contrario, pero éste era diferente, contaba cosas diferentes, no era un beso de despedida, no era una forma dulce de decir que le había extrañado, no había forma de que fuera un consuelo, éste beso era diferente, era único, de alguna forma.

Era un beso que decía mucho, bastante, un beso que decía «tardaste, tardaste mucho en darte cuenta, aunque no me sorprende, eres un total idiota después de todo, y , acepto, quiero salir contigo, aunque tengas aire en lugar de cerebro, baboso.»

Y el brillo en los ojos de Potter casi le ciega, y la risa nerviosa y feliz que soltó le envolvió fuertemente, tomándole, levantándole, y de alguna forma pudo comprobar que era lo correcto, que era lo mejor, que si tenía a aquel estúpido descerebrado a su lado todo estaría bien, todo.

La risa divertida de Sirius a su espalda le recordó que no estaban solos, la sonrisa cómplice de Lily le ayudó a saber que debía pedir bastantes explicaciones, y la cara estupefacta de Peter le declaró que quizás no debían ser tantas.

Sin pensar tomó la mano de James entre las suyas, era de alguna forma más grande y más fuerte, y más cálida, y le hacía sentir bien, así que estaba bien tomarla, y jugó con los dedos contrarios mientras escuchaba como los pasos de sus amigos desaparecían del lugar, dejándoles solos.

—... Me gusta éste lugar, es... Un buen lugar, supongo.—

La voz de James se escuchaba nerviosa, torpe, le sacó una de esas sonrisas dulces, de esas que iban sólo para él, sólo para James, entrelazó sus dedos y caminaron hasta el enorme ventanal que había en la torre de astronomía y se sentaron, así, tomados de la mano, sin nada más que decir, sin nada más que hacer que ver el sol caer y las estrellas aparecer.

Remus creía que podía pasarse la vida ahí, sin nada más que la mano de James entrelazada a la suya, y para el de lentes eso estaba bien, estaba perfectamente bien, porque él ya había decidido que el resto de su vida sería para mantener aquellas temblorosas manos siempre firmes y cálidas contra las suyas, por siempre y para siempre.

HP | Slash-Drabbles |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora