El Rey I

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Llovía incesantemente en la montaña, el agua caía desde lo más alto del cielo impactándose en las piedras, rompiéndolas a pedazos con cada gota que se estrellaba. 

La altura era demasiada, por lo que las nubes quedaban debajo de su pico, como si se asomaran hacía algo afuera del planeta. El viento se llevaba los cúmulos de agua hecha vapor hacía el noreste, que era donde la caravana se dirigía.

El grupo de personas se movían en carrozas lideradas por un guerrero alto al frente, montado en un caballo con armadura fina de plata que resplandecía ligeramente por los pocos rayos de sol que alcanzaban a pasar a  través de los árboles. Aquel guerrero tenía la mirada muy fija en lo que sus ojos observaban delante de él, poniendo atención para evitar ataques sorpresas por parte de sus enemigos. 

Eran 5 carrozas con tres personas en cada una, salvo la última que tenía cuatro, en esa última carroza se encontraba El Rey. Había perdido la capacidad de dar o recibir un nombre, simplemente era llamado "El Rey" tanto por sus súbditos como por cualquiera que se cruzara con ellos. Como el viejo comerciante que se hallaba unos metros por delante.

A paso lento se acercaba un señor de avanzada edad con arrugas por todo el cuerpo, temblando por el sobre-esfuerzo que le representaba empujar su carretilla de madera cuyo contenido era mayormente de vegetales. Carecía de auto critica suficiente como para detenerse y ver que no podía más con la carga tan pesada, como carecía de suerte pues se hallaba en el camino de una caravana de carrozas que llevaban una orden imperial.

No pasó mucho tiempo antes de que el guerrero diera la orden de detenerse, levantando su mano que revelaba su guante oscuro que intentaba ocultar defectos en aquella extremidad, aún así se podían observar varias cicatrices en los dedos, aleatorias en su disposición mas sin embargo con una marcada tendencia. Respiro lentamente mientras observaba al anciano, frunciendo el ceño tan fuerte que parecía que atravesaría su rostro con las cejas, a la vez que en su imaginación ya había apuñalado con su lanza al transeúnte que se postraba frente a él. 

- ¿Qué haces estorbando en nuestro camino? -, dijo aquel guerrero con voz áspera mientras tenuemente tomaba su espada, sosteniendo la empuñadura con tres dedos. - Sólo pasaba por aquí para llegar al mercado - fue la respuesta del asustadizo anciano quien claramente fue intimidado por la simple presencia de aquel alto y fornido hombre. - Hay un mercado cerca, ¿dices? - preguntó el hombre a caballo mientras alejaba su mano de la espada que yacía a su costado, - Sí, está del otro lado de la montaña - señalaba hacía el sur usando toda su energía para evitar el temblor de sus huesos y que se entendiera la dirección que debían tomar.

El guerrero carecía de dos cosas, paciencia e inteligencia, por lo que decidió hacer una última pregunta - ¿Hay gente importante que vaya al mercado que mencionas? -, el anciano no entendió el fondo de la pregunta por lo que estaba tardando en contestar, ya fuera por edad o por el miedo que le causaba aquella figura frente a él, sin embargo el guerrero no quería esperar más tiempo, requería una respuesta y la obtendría de una manera u otra, así fuera preguntándole desde el más allá.

- Responde anciano, ¿hay gente importante en ese mercado?, ¡Responde maldita sea! - gritaba incesantemente mientras bajaba de su corcel con suma rapidez a la vez que desenfundaba su espada. Giró la espada para poder golpearlo con la empuñadura, tomando el filo de la misma con su mano derecha que tenía guante de acero, levantó el brazo hasta lo más alto que su cuerpo le permitía, dispuesto a machacarle el craneo al anciano. - ¡Última oportunidad si es que valoras vuestra vida anciano de pacotilla! -

El brazo terminó su alzar, y empezó a caer. Se acercaba rápidamente hasta la cabeza del pobre señor quien inundado por el terror había caído al camino, ahogado por el miedo e incapaz de gritar, sus ojos llenos de lagrimas reflejaban al guerrero lleno de inexplicable ira quien estaría por acabar con su vida hasta que un grito lejano se hizo presente

Frenético ReinadoWhere stories live. Discover now