The game of the life || NarutoFem.

2.-Un dia especial

Nota:
Este capítulo fue escrito hace aproximadamente tres años, por lo que se encuentra muy mal redactado y con mal uso de la puntuación. En cuanto tenga tiempo lo reescribiré.

Gracias por comprender. ❤️✨

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La mañana era relativamente perfecta en Konoha; los pájaros cantaban, y las hojas volaban por el viento sin rumbo alguno.
Ambos azabaches se dirigían tranquilamente al bosque; mientras en el camino hablaban sobre cosas triviales para pasar el rato.
Ella sólo comía ramen en silencio, ese silencio que muy pocas veces tenía el placer de disfrutar, y que al mismo tiempo la destrozaba.
Bajó la cabeza triste, para finalmente tomar la decisión de ir al bosque a despejar su mente.

(...)

Un pequeño azabache observaba con entusiasmo a su hermano mayor entrenar en lanzamiento de shuriken; era algo curiosamente entretenido de ver, pues este daba justo en el blanco, de una manera que lo hacía ver sencilla, única y práctica.
El mayor había logrando su objetivo; entusiasmar al Uchiha menor. A causa de esto, el susodicho se impuso a sí mismo una meta, un objetivo, tan sencillo como difícil:

Ser un ninja...

Pero, no uno cualquiera, claro que no; un ninja que logre superar a su hermano mayor: Itachi Uchiha.

En un lugar no muy lejano

Una rubia de 5 años estaba recostada sobre la rama de un árbol, pensando sobre cómo sería su primer día en la academia, pues según el Tercero, ella tendría que presentarse en una semana.
Mientras ella pensaba, no se percato de que la rama en la que estaba se rompía poco a poco.

Con los dos Uchiha

Una vez terminaron de entrenar, decidieron ir a comer antes de regresar a casa. Sin embargo, el sonido de algo quebrándose y un grito detrás de ellos, llamó la atención de ambos, haciendo que voltearan, y encontrarse con una pequeña rubia caer (junto con la rama) y golpearse algo fuerte en el suelo.

-¡Hey! ¿Estas bien?-Preguntó el azabache menor al mismo tiempo que llegaba con ella.

-Uh, e-eso creo...-Contestó la rubia algo adolorida, puesto que la rama estaba considerablemente lejos del suelo.

Itachi llegó con ellos caminando tranquilamente.

-Bueno, esas heridas dicen lo contrario, pequeña.-Dijo el susodicho señalando los pequeños cortes alrededor de su cuerpo, y al mismo tiempo, causando un ligero sonrojo en la rubia al haber mencionado la palabra "Pequeña", provocando una sonrisa en el.

-Es verdad, ¡Te ayudaremos!-Al decir esto, el menor comenzó a sacar de su mochila cosas que normalmente habría en un botiquín (básicamente porque él era el resultaba herido en un entrenamiento y prefería estar preparado).

-Pero...-Dijo la rubia queriéndose negar.

-Nada, es necesario.-Interrumpió el azabache mayor con una sonrisa.

Ella no hizo más que asentir con la cabeza, resignada.

Más tarde...

-Bien, ya está.-Dijo el mayor levantándose del césped sonriendo.

El azabache menor le dio la mano a Naruko para que se levantara.

-G-Gracias por curarme-ttebayo.-Contestó agradecida.

-¡Ni lo menciones!...por cierto, ¿Cuál es tu nombre?-Tenia curiosidad.

La rubia se extrañó. Nadie le había preguntado eso antes, pero de cierta forma le alegró.

-M-Mi nombre es Naruko Uzumaki.-Contestó con una sonrisa.

El contrario se sorprendió, ¡¿Era una chica?!. Pues por muy tonto que suene, no lo parece, su cabello era bastante corto. Además, hablaba un poco bajo y no se escuchaba mucho su voz; a excepción de cuando dijo su nombre.

Itachi soltó una pequeña carcajada.

-¿No te habías dado cuenta?-Dijo el susodicho entre risas. Al parecer había leído la mente del pequeño. El menor solo se pudo sonrojar un poco por vergüenza, mientras que la ojiazul no sabía de que hablaban.

-N-No-Dijo el azabache menor aún con vergüenza.-Bueno, ¡Me gusta tu nombre!. Por cierto, yo soy Sasuke Uchiha.-Contestó animado.

-Y yo soy su hermano, Itachi Uchiha.-Le dijo a la rubia.

El estómago de Naruko sonó; no había comido bien. Se sonrojó apenada.

Itachi rió divertido.

-Parece que tienes hambre-La rubia asintió.-Bueno, mi hermano y yo iremos a comer ramen, ¿Quieres acompañarnos?.-A Naruko le brillaron los ojos.

-¡Que buena idea Hermano!, Deberías acompañarnos.-Dijo emocionado el menor.

-Yo...¿Están seguros?, No quiero causarles más molestias-ttebayo.-Preguntó indecisa.

-No eres ninguna molestia, lo hicimos por decisión propia.-Dijo firme y sonriente el mayor.

-¡Si, no te preocupes Naruko!-Siguió Sasuke de la misma forma que su hermano.

-Nosotros invitamos-Dijo Itachi intentando convencerla.

-Bueno, si están seguros, iré.-Contestó algo apenada.

Sasuke e Itachi sonrieron felices ante la respuesta de la rubia.

-¡Bien!, ¡Vamos!.-Tomó de la mano a Naruko y comenzó a correr, seguidos de Itachi.

(...)

Terminó su quinto y último plato de ramen. Ambos azabaches estaban sorprendidos viendo los tazones en una pequeña torre, ¿Como fue que comió tan rápido?, el hambre hace que pasen este tipo de cosas.

-¡Gracias por la comida!.-Salieron de aquel lugar.

Decidieron llevar a Naruko a su casa, pues era algo tarde y podría ser peligroso.
En el transcurso del camino, hablaban de cosas triviales y estaban bastante cómodos; algunas personas la veían con desprecio, pero las ignoraba; en ese momento estaba tan feliz, que no dejaría que unas cuantas miradas le arrebataran ese momento.

-Y bien, ¿Irás a la academia?-Se había dado cuenta de que las personas veían a Naruko de un modo bastante peculiar, por lo que optó por cambiar de tema.

-¡Claro!, si quiero ser Hokage, ¡Tengo que ser la mejor ninja-ttebayo!.-Contestó con entusiasmo y una gran sonrisa.

-¡Genial!, ¡Seremos compañeros!.-Se le contagió el entusiasmo de Naruko.

Parecían niñas locas gritando sobre chicos, puesto que tenían el mismo entusiasmo.

Siguieron hablando sobre la academia todo el camino, hasta que llegaron a casa de la rubia. Ella los invitó a pasar, pero se negaron; habían dicho que su madre los regañaría si llegaban más tarde.

-Gracias por todo-ttebayo.-Dijo sonriendo antes de que ellos se fueran, no sin antes haberse despedido e invitarla a entrenar con ellos otro día.

Entró a su habitación una vez se había puesto pijama. Se acostó y antes de cerrar sus ojos, susurró con una sonrisa:

-Amigos...