Wrong

Move on

Cuatro años.

Ese era el tiempo que Ichimatsu había estado esperando que Karamatsu lo contactara, que diera señales de vida o algo que le dejara en claro que había pasado con ellos. Pero nada. Ni una llamada, ni un mensaje, ni siquiera una puta carta... Hasta señales de humo habrían estado bien para él.

A esas alturas Ichimatsu pensaba que su hermano simplemente había seguido adelante con su vida y ya no lo necesitaba más. Quizás Karamatsu se había dado cuenta que realmente era repulsivo todo lo que habían hecho... Quizás había conocido una linda chica que lo amaba y que podía darle hijos.

—Ichimacchan —la voz de su hermano mayor lo sacó de sus pensamientos—, de nuevo pusiste esa cara deprimente.

—Lo siento —volvió a la realidad y vio el salón de la casa casi desierto.

— ¿Pensabas en Karamatsu de nuevo? —el mayor sabía que a pesar de los años Ichimatsu lo seguía amando tanto o más que cuando su hermano se había marchado.

—Si —respuesta corta para una pregunta evidente. Al final no engañaría a nadie diciendo que no, o soltando alguna excusa tonta. La realidad era que seguía enamorado como un idiota.

—Ah... nuestro hermano es un tonto —miro a la nada tratando de recapitular los hechos—, mira que no darse cuenta de las intenciones de Choromatsu —ambos se miraron. En realidad, los tres habían sido unos idiotas y Choromatsu se las había jugado de forma magistral.

Meses después de que Karamatsu había abandonado la casa Matsuno, Osomatsu se había dedicado a ser el paño de lágrimas del cuarto hermano, su pañuelo de lágrimas y protector. Al final había resultado ser que todo el escándalo que había armado Choromatsu había sido por celos. El tercer hermano solo estaba enamorado del cuarto, por eso había ideado todo ese teatro. Solo para alejar a Karamatsu de Ichimatsu.

Un plan realmente enfermo.

—Nunca fue capaz de aceptar las cosas —Ichimatsu miro una foto colgada en la pared. Choromatsu y su ahora esposa miraban con una expresión que reflejaba de todo menos felicidad—, mira que casarse solo para esconder sus verdaderos sentimientos.

—Es un idiota —Osomatsu también contempló la foto, había sido el matrimonio más horriblemente fingido al que había ido—, lo bueno es que a los demás les va bien —miro las fotos restantes. Jyushimatsu y Homura sonriendo radiantes el día de su boda y otra foto posando junto a su hermoso bebé, una foto de Totty que había llegado desde Estados Unidos. Aparecía junto a un muy cariñoso Atsushi.

—Ambos son felices. Solo faltas tú —Ichimatsu hizo una sonrisa burlesca—, ¿Cuándo vas a ir por Totoko de una vez? Se va a pasar el tiempo.

—No me importa. Hice una promesa y la cumpliré —se rascó la nariz con su típico gesto y sonrió ampliamente—, hasta que tú no seas feliz y estés a salvo yo no me iré de aquí.

—Pero si tengo un trabajo —era verdad, llevaba un par de años trabajando en un CatCafe y si todo iba bien podría dirigir su propia sucursal. Ya ninguno de ellos era un nini, habían crecido para bien.

—Un trabajo no es suficiente —lo regaño—, no pido que olvides a Karamatsu, pero quizás sería bueno seguir adelante. Él no querría que te quedaras estancado esperándolo.

—Esperare lo que sea necesario. Aunque sea para ser rechazado —sonrió con amargura—, además, ya no dependemos de papá y mamá —sus padres se habían retirado hace un año a vivir al campo. Al ver a sus hijos resueltos habían decido que era hora de descansar—. Ahora estamos nosotros en esta enorme casa, sin nadie que nos juzgue... Karamatsu podría volver si quisiera.