La primera espada

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—Voy a estrangularlo —demandó Gideon abalanzándose hacia él.

—No,no, no. Espera —se apresuró a decir Joy caminando hacia atrás, prácticamentesaliendo de la casa.

—Nos quieres joder, brujito —graznó Gideon—.Vienes a decirnos que la solución para acabar con Caín es dejarlo salir. Sí,claro. Como no —siseó el vampiro estando a solo centímetros del brujo; sinembargo, su hermana lo detuvo tomándolo del brazo.

—Escuchemos lo que tiene que decir —sugirió.

—Muchas mentiras —soltó Gideon con ironía.

—Que pase —habló Leo, ganando la atención de todos.

Gideon bufó, se giró y se dirigió hacia el salón, mientras que los demás no le quitaban los ojos de encima a Joy, al tiempo que este se adentraba en la casa.

—Gracias —le dijo a Leo.

—No agradezcas todavía —indicó ella—. Si nos estas engañan-do, voy a dejarlo que acabe contigo —amenazó, cerrando la puerta detrás del joven.

—Por aquí —señaló Killian.

Todos entraron al salón en donde Gideon estaba desplomado sobre un sofá tomando Bourbon, fingiendo que estaba relajado; pero, en realidad, lejos estaba de estarlo. Sus sentidos se hallaban bien agudizados y atentos a cada paso del brujo.

—Tienen muchos libros —articuló Joy viendo el despliegue de todos los ejemplares sobre una mesa. Se acercó y tomó uno de ellos—. El libro de Nod —murmuró, pero Cosimma se apresuró y se lo quitó de las manos.

—No toques nada —le advirtió.

—¿Cómo sugieres acabar con Caín? —cuestionó Leo, cruzandose de brazos.

Los ojos de Joy fueron hacia ella y luego se posaron en Killian, que estaba a su lado como su protector. El chico suspiró, era más que obvio que ellos no confiaban en él, pero no había llegado ahí con la intención de engañarlos. Joy era consciente de que Caín no era bueno para ninguna especie. Sabía que no podían dejarlo ser; no solo estarían poniendo en peligro a los vampiros, sino también a todo el mundo.

—¿Han oído hablar de la primera espada? —preguntó el brujo, haciendo que más de uno frunciera el ceño por desconcierto.

—Sé que hace un momento te dije que todo era verdad —le dijo Cosimma a Leo—. Pero estoy segura de que la primera espada es solo un mito —Su atención pasó a Joy, que negaba con la cabeza.

—No es así —esbozó—; la primera espada existe y es la única arma que puede acabar con Caín.

—¿Alguien puede explicarnos, a los que no somos religiosos, de qué mierda están hablando? —inquirió Gideon.

—¿Saben cómo Caín mató a Abel? —indagó Joy mirando a Gideon.

—Por lo que hemos aprendido estos días, con una piedra —contestó el vampiro—, por celos —Joy negó de nuevo y Gideon echó su cabeza con exasperación hacia atrás—. Solo di lo que sabes, brujito.

—Lo mató con la quijada de un asno —respondió Leo antes que Joy pudiera hacerlo.

—¿De qué estás hablando? —indagó Killian—. Creí que habías dicho con una piedra. Recuerdo muy bien que nos habías contado eso la primera vez que hablamos sobre él —Ella agachó la cabeza soltando un suspiro—. Lo viste en el sueño, ¿verdad?

Leo asintió en silencio.

—¿En un sueño? —murmuró Joy confundido—. ¿Has soñado con él?

La bruja del barrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora