Capítulo 2

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El resto de la tarde Jade estuvo en el sillón tratando de calmarse, pensaba en todo lo que había pasado, entre pensamientos se quedó dormida hasta que en lo que ella pensaría fue un instante ya había anochecido y despertó gracias a alguien.

—Jade, hija, ¿estás bien? - era la voz de mi tía quien me llamaba para despertarme.

—¿Tía, hace cuanto que llegaste? - dije incorporándome en el sillón.

—Recién llegue pero ¿qué tienes? Estas muy pálida - dijo viéndome, su aspecto aun mostraba preocupación.

—Bueno pues la verdad lo que pasó fue... - dije y empece con la historia, por mi inquietud le conté lo del humo que vi y lo que pasó con William y Antonella en su accidente, al mencionar lo del humo mi tía mostró cambios en sus gestos.

— ¿Estás segura de haber visto ese humo? - Dijo de forma dura. Era raro que ella tuviera esa expresión.

— Sí, estoy muy segura, pero William pensó que fue un golpe - dije sintiendo algo raro por ver a mi tía reaccionar así.

— Debe de haber sido el enojo lo que te hizo ver cosas, no te preocupes y lo del accidente, bueno, fue una coincidencia, muchas veces pasa, son cosas que nadie se explica - dijo de forma calmada, pero la conocía tan bien  que aun notaba la preocupación en su rostro.

— Pero sinceramente no me siento mal por ellos - solté finalmente,  aun analizando mis propios sentimientos.

—Eso no significa que seas mala persona, lo que pasa es que el enojo hace que se oculten otros sentimientos y es normal que por el momento te sientas así pero el tiempo hace que eso pase - dijo mi tía.  

En parte lo dicho por Lorena era para calmar a su sobrina y otra para poder calmar el latido de su corazón y sus propios pensamientos. Ella sabía que las cosas se complicaron más rápido de lo que pensaba.

—¿Y no está mal no sentir algo por lo que les pasó? - dije. Sabía que mi tía comprendía mi situación.

— Yo diría que es normal, es cuestión de que aclares tu mente, el no sentir nada muchas veces son cuestiones de los sentimientos de las personas. Los humanos tenemos una forma compleja de pensar, la verdad, a veces muy compleja, que ni nosotros nos entendemos. Además toma en cuenta lo que ya te habían hecho, no es como que estés feliz pero todo se junta, tu no serias de desear algo malo, eres un ángel hija, serias incapaz de ser mala, las cosas se dieron en esa situación, una fea y horrible situación pero no significa que tengas maldad, todos pasamos por algo que deja en duda  nuestra identidad y como estamos por dentro pero somos nosotros quienes decidimos cómo queremos ser - dijo ella - solo ten presente que aunque las personas sean malas y te lastimen... - se detuvo esperando a que continuara con lo que seguia.

— Merecen ser perdonadas, y tener una oportunidad y en especial nunca buscar venganza por nosotros mismo - dije terminando lo que ella siempre me enseño. Esa frase era como una regla, como una enseñanza que siempre me enseño.

—Exacto. No podemos juzgar a otros, no nos corresponde, ellos lo pagaran después y nosotros que recibimos el daño crecemos como personas. El perdonar no todos son capaces de hacerlo, muchas veces el dolor nubla el buen y correcto juicio y nos hace realizar cosas que a pesar de recibir el daño no nos corresponde devolverlo. El perdonar es una virtud. El perdonar nos hace fuertes, más sabios, es muy difícil hacerlo pero al final vale la pena, quizá en ese instante el enojo nos haga ver que somos débiles por no desquitarnos pero cuando el tiempo pasa la cosas toman sentido y miramos que al final el no hacerlo fue una buena decisión - concluyó.

—Gracias Tía - dije, sus palabras siempre me dejaban más tranquila.

—Haré la cena y después subes a tu cuarto a empacar - dijo pasado el momento anterior.

EN LA LINEA DEL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora