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Este día fue muy confuso para Eduardo, Laurel no lucía radiante como de costumbre, parecía triste. Cada vez que se cruzaban, la menor desviaba la mirada y se iba rápido.

- Incluso esos niños rubios que siempre están con ella me miraban raro, ¿¡qué se supone que hice ahora!? Nadie le golpeó con un balón en la cara que yo sepa - Cuestionó dando vueltas al rededor del árbol en el que estaban sentados sus dos amigos.

- ¿No crees que deberías preguntarle a ella? - Habló el más bajo, escondiéndose detrás de Mark cuando Eduardo le dedicó una mirada asesina.

- ¿Sabes? Esta vez concuerdo con Jon, si tú pareces la razón por la que está así, entonces tú deberías hablar con ella - Agregó el de lentes, aún sin despegar la mirada de su libro.

...

Laurel estuvo todo el horario de almuerzo sentada en un rincón abrazándose las piernas, tanto Diwi y Dominic como amigos cercanos e incluso personas que apenas conocía intentaron preguntarle qué ocurría (sin obtener respuesta alguna).

- Ujum... - Alzó la vista, sólo para encontrarse a la persona que menos quería ver. - Hey, uhm, Laurel. Sé que apenas nos conocemos, pero creo que algo en mi te... ¿Molesta?... ¿Hice algo mal? -

- ¡Ese es el problema! ¡Apenas nos conocemos! - Exclamó ella, ni bien el mayor terminó de hablar. - ¡Yo intenté ser amigable contigo porque creí que podíamos ser amigos, pero siempre me evitas o simplemente me ignoras! Incluso Tord me dijo que me diste esa flor porque tus amigos te lo dijeron... ¿No te agrado? - Sus ojos estaban ya abrumados por el llanto, y Eduardo no se había percatado de ello hasta que escuchó un sollozo.

- ¿Qué? No, ¿por qué no me agradarías? E-es decir, ¡le agradas a prácticamente toda la escuela! Y quien crea que eres molesta es un completo idiota - Respondió el español con seguridad, para luego cubrirse la boca al notar su última palabra.

- ¿Entonces por qué me evitas? ¿Por q... - Su pregunta fue cortada por un repentino abrazo del español.

- EssoloqueyoteníamiedodenoagradarteporquetúeressimplementeadorableynopuedoevitarpensarquejuntarteconmigosóloharíaqueotrosteveanrarocomoocurreconMarkoJon - Rápidamente se separó del abrazo para tomar aire, aún con sus manos apoyadas sobre los pequeños hombros de Laurel. Ella sólo rió, aún con pequeñas lágrimas en los ojos.

- No seas tontito -

...

- ¿Osea que eres de España? ¿Qué calle es esa? No me suena - Preguntó con curiosidad la niña, había estado atormentando a Eduardo con preguntas durante el resto del día. Él de vez en cuando veía hacia dónde estaban sus mejores amigos, pidiendo ayuda con la mirada, pero ellos no captaban la indirecta y sólo levantaban el pulgar en aprobación.

Dulce | EduardoLaurelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora