Me dijiste que me querías
o que me odiabas menos que al resto.
El sol se puso y cuando volvió a salir
ya era demasiado tarde,
porque sos así:
despreocupada
o demasiado volátil;
y yo era un mechero.
Lo siento.
Eras una sonrisa fugaz
que en un instante
mutaba a lágrima.
Siempre quisiste creer que eras libre
pero no pudiste engañarte a vos misma,
eras tu propia celadora.
Pero es difícil
porque aunque está todo acabado
-o eso aseguras-
sé que me seguís con la mirada,
furtiva,
en secreto.
Y ahora no sé qué es real
y qué es falso.
Me dijiste que debería dejar fluir nuestra relación
¡pero yo soy un mechero!
un estúpido mechero
que no comprende las formas del agua,
un mechero que vive el momento
y no piensa, sólo actúa.
Y el agua
¡Oh, el agua!
Parece calma
pero nos asesinó,
terminó con lo nuestro.
ahogando nuestros besos, hasta que no quedó nada...
O tal vez fui yo.
Quizás sólo soy un diluvio
que precipitado,
ansioso
y exaltado,
maté lo que quedaba
de nosotros.
Notita: estaba escribiendo esto en la computadora y al terminarlo quedó hermoso (¿modestia? ¿Qué es eso?). Fui al baño y cuando volví, LA VENTANA DEL NAVEGADOR SE HABÍA CERRADO Y YO NO HABÍA GUARDADO NADA. Así que lo reconstruí, pero como muchas de las cosas que había escrito eran espontáneas, quedaron perdidas en el olvido, y por eso quedó tan caquita.
Gracias por leer, aquí tienes tu poni:
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Voces
PoetryLas palabras comenzaron a acumularse en mi garganta, impidiéndome respirar. Fue entonces cuando decidí escupir este par de versos torcidos.