d o j o ; ls

nueve

"Tú eres el único amigo que necesito,
compartiendo la cama como niños pequeños
y riéndonos
hasta que nuestras costillas duelan
pero eso nunca será suficiente"
— Lorde ; Ribs

Cuando Louis pide su teléfono, es algo cómico y Harry ríe. Pero se lo da, porque es tierno y le gusta. Se despide dándole un beso sonoro en cada mejilla y le pide que le mande un mensaje para pasar a recoger su suéter lavado. Pasa el camino de vuelta a casa sonriendo y pensando en sus palabras de "me gustaría tener tu teléfono porque... porque... tal vez porque, uh..." y de todos modos no lo dejó acabar de hablar. No era necesario, Harry sabía a dónde iba todo eso y estaba dentro. Cuando abrió la puerta de casa, con Golfo saltando sobre él, lo llevó hasta la sala y, sonriendo mientras acariciaba a su perro, le contó a los restos de quien solía ser su hermana.

"Hey, Gem, ¿sabes? Hace unas semanas conocí a un chico y es bonito y me pidió mi teléfono hoy" confía con una sonrisa radiante, Golfo da un ladrido de felicidad y Gemma no existe, pero, de todos modos, Harry supone que ella se alegra por él, esté donde esté. Perdida en la cáscara de esa chica triste. Él sólo... va a cocinar. Si, preparará algo sano y sabroso. Se encarga de hacerlo al son de Radiohead, con los rizos rebotando entre canciones, cortando los vegetales y dejándolos caer en la olla de agua hirviente. No recuerda revisar el celular hasta que está sentado en la mesa, copa de vino en mano y su hermana ni siquiera lo acompaña, así que no tiene mejor cosa que hacer. Tiene una llamada perdida de su padre y un nuevo mensaje de un número desconocido.

"Harry? sólo comprobando, soy Louis x" y si, como sea, él responde con un par de caras felices y varias x porque es la única persona con la que ha hablado en unas horas y se siente sólo.

"¿Tienes tiempo de buscar tu suéter mañana? x" envía, porque... porque si. La respuesta es afirmativa y luego de un "por la tarde" (¿qué horario es ese? ¿cómo se supone que lo espere, debería ser antes o después de una reparadora siesta? ¿luego o después de su entrenamiento? Oh, Harry no tiene interiorizados esos horarios poco específicos)
Así que comienza a crear diferentes escenarios en su mente, donde abre la puerta dormido y con los rizos revueltos porque Louis lo atrapa a mitad de su siesta, donde abre aún con la toalla húmeda enredada en el cabello porque decidió tomar un baño o donde no abre en lo absoluto porque salió a correr, dejando a un tierno y mojado Louis (porque en sus fantasías está lloviendo y el cielo nublado ayuda bastante) en la puerta de su casa por un largo tiempo, hasta que se cansa de esperar. Esta última preocupa a Harry, especialmente porque en la vida real son las cuatro y media de la tarde y él está en un vacío autobús, a unas veinte mojadas cuadras de su casa, porque ha tenido que salir a hacer compras para preparar un pastel (él visitará a su padre el día siguiente y no quiere llegar con las manos vacías, además de resbastecerse de cosas que comenzaban a acabársele) y a medio camino lo ha sorprendido una lluvia fuerte —si, el cielo estaba oscuro pero como sea, él no esperaba una lluvia. Con granizo incluido, no le ha quedado otra opción que entrar al primer autobús que vio y esperar que su cabello se seque mientras la lluvia se apacigua. Así que su viaje está un poco turbado por pensamientos asustadizos, saltando levemente cuando unos truenos le aturden. Decide, por su bien, ponerse los auriculares y olvidar un poco todo ese asunto. Él no puede obligar a nadie a hacer nada más rápido, así que tendrá que disfrutar del viaje.
O disfrutarlo hasta que el picor en su lado izquierdo quema y tiene que mirar a quien sea que esté mirándolo tan fijamente, sus ojos abrumados se vuelven gentiles a... Louis. Comienza a sacarse los auriculares rápido, sonriendo, mientras el chico le devuelve el gesto, parado a un par de asientos de él. Los ojos azules lo miran tranquilos y él siente una gran carga dejar su cuerpo.