No merece un título

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-Buenos días

Cientos de miles de personas en Siria no pudieron oír esas simples palabras de la boca de las personas que aman porque están muertos. Algunos incluso por dentro, que sólo viven porque sus corazones palpitan y sus pulmones siguen respirando.

Un rojo carmesí teñía las calles de una ciudad inocente, recordándole a todo el que pasara la masacre que sufrieron tan sólo horas antes.
Recordándole a las personas que caminan por ahí que ya nada será como lo recordaban, que son víctimas de un desacuerdo entre naciones de las cuales son inocentes.

Gritos de desesperación y sollozos de dolor se podían escuchar con bastante claridad miraras donde miraras, porque el mundo parecía haber perdido un poco de todo su color, que el gris y el rojo eran los colores más comunes en tan pocas horas.

Cuando la oscuridad reinaba en el cielo y la luna mostraba su belleza inminente, un destello de luz cruzó por un cielo careciente de estrella alguna junto a un estruendo que exaltó a cientos al momento, era un arma.

Un par de niños miraban el cielo con inocencia preguntándose qué era aquello que apareció sin previo aviso surcando el cielo sobre sus cabezas ante sus ojos.

-Pide un deseo- Pudo haber dicho un niño en algún tejado de alguna casa junto a su pequeño hermano, con toda la inocencia del mundo.

-Yo sólo quiero con todo mi corazón que todo esto acabe, quiero ver a mamá sonreír sin culpa y jugar con nuestros amigos en la calle...

-Sin temor a que llegue alguien para reclamarnos o algo más. Sí, yo también quiero eso.

Y sus voces fueron calladas con un nuevo estruendo de otro misil que impactaba contra su tierra, sus calles, sus recuerdos...

Tal vez alguna persona de las tantas que presenciaron la masacre que se avecinaba cerró los ojos mientras miraba cómo ese destello se acercaba cada vez más y más, aceptando amargabamente su cruel destino. Aceptando incluso que su vida había sido buena mientras duró, agradeciendo a su Dios haber vivido, besado, festejado, reído... Agradeciendo todo lo que había tenido alguna vez pero al mismo tiempo reclamándole el porqué de su tan prematura partida.

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Después de que el misil cayera sobre la tierra virgen de Siria hubo algunos sobrevivientes que se arrastraban sobre las ruinas de sus recuerdos, resignados a terminar en el olvido de la historia.

Los que sobrevivieron fueron como un campo de trigo después de la recolección, condenados a terminar en el vacío de la desesperación, condenados al sufrimiento eterno.

Rojo CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora