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Como todos dicen, año nuevo vida nueva, para unos es solo un dicho, pero para mí es la realidad. Tengo una pequeña familia, en ella se basan mis padres, mi hermano y yo. 

En estos instantes nos encontramos de camino al aeropuerto.

Estábamos en banca rota, mi padre llenaba cada día cientos de curriculums para encontrar trabajo, mientras que mi madre mantenía la casa, era imposible ya que no era pequeña y encontrar trabajo no está muy fácil, si no es en el extranjero.

﹣Ivor por favor ayuda un poco y dile a tu hermana que venga, llegamos tarde. 

Un poco enfadada por el hecho de ir a la nuestra, ni siquiera me había dado cuenta que estábamos embarcando, cuando reacciono, le paso un par de maletas a mi padre, seguido de esto hago la misma acción pero con mi madre.

﹣ ¿Cuántas horas son de viaje?﹣ preguntó Ivor, a lo que yo respondí con palabras cansadas un 5﹣ ¿Cinco horas?  ¡Mi culo se quedara como una carpeta!

Decidimos ignorarlo todos ya que estamos acostumbrados a sus berrinches de niño pequeño, estamos a punto de subir al avión, nos espera un largo viaje, pero lo peor es que tengo a mi hermano al lado, a veces puede llegar a ser muy insoportable a pesar de su edad, parece que tenga 12 años de mentalidad. 

Al llegar a los asientos del avión, me incorporé al lado de la ventana dejándome ver las alas de este, me puse mis auriculares dejando que la música me invadiera los oídos, cerré mis ojos esperando despertarme cuando llegamos.

Noto mi brazo que lo balancean un par de veces, no hago caso, se que es mi hermano intentando hacerme rabiar, siento otra vez la misma acción de antes, seguido de quitarme los auriculares y pegarme un grito en la oreja.

﹣¡Nell hemos llegado!﹣ después de esto, me levanto alarmada y le añado un puñetazo en el brazo a mi hermano, que ahora se encuentra sobando la zona afectada.

﹣Nell, pero a ti que te pasa﹣ dice inocente.

Como si él no me hubiera hecho nada.

﹣ Venga levanta, hemos aterrizado hace dos minutos, tenemos que ir a por nuestras maletas.

No me queda otro remedio que hacerle caso, me levanto del asiento siguiendolo con pesadez.

﹣¿Habéis podido dormir?﹣pregunta mi madre dejando ver su cara de cansancio.

Me da a mí que ella no ha podido pegar ojo.

﹣Por que yo no﹣ termina de decir quejicosa

﹣Vale chicos, seguirme, iremos a por las maletas y de ahí nos estará esperando un señor con un letrero con nuestro apellido, de ahí nos llevará a nuestra nueva casa ¿Alguna duda?﹣todos negamos con la cabeza.

﹣Vale, pues en marcha﹣dice efusiva.

Si soy sincera, estoy emocionada, esta es una experiencia que me había gustado vivir hace un par de años, conocer gente nueva, experimentar lo que es vivir en un país diferente y muchas más cosas. Mi padre solicitó trabajar en Londres porque mi universidad se encuentra aquí, una de las mejores universidades, Oxford, estudio derecho y empiezo en dos días, estoy muy nerviosa.

Estaba tan ensimismada con mis pensamientos que no me había dado cuenta de que estábamos ya de camino a la nueva casa. Después de un par de minutos, nos encontrábamos en frente de una puerta grande de metal con formas raras en la terminación de esta, me parece que vivimos en una urbanización privada.

El chico que nos recogió del aeropuerto llama a una especie de timbre y de inmediato le abren la puerta que teníamos delante. Mis ojos veías expectante las casa lujosas que habitaban en este lugar.

SEDÚCEMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora