Tenías que ser tú... © (CANCELADA)

La cena con los nuevos vecinos... ¡Qué horror!

NARRA SEAN:

Después de que la chica que, creo, se llamaba Isabella se fuera, yo me fui a mi casa y me encerré en la habitación. Me puse a pensar en todo lo que había pasado en el centro comercial con Isabella, ella era diferente a las demás y también tenía unos hermosos ojos azules, tez blanca, un cabello castaño claro muy brillante y, aparentemente, suave y sedoso, y labios un poco grueso, ella era... Ella era wow, era muy bonita, sin embargo era muy tímida con la gente. O al menos eso parecía.

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Ya habían pasado unas cuantas horas y yo seguía pensando en Isabella, ella eran tan bonita y... ¡Maldición, Sean! ¿Por qué piensas en ella, después de que te acusó de irrespetuoso y todo eso? ¡Por Dios, Sean! Creo que la mudanza ya te está afectando un poco... Bueno, tampoco tanto. Pero de y todas formas, deberías drenar de pensar en ella. Puede que nunca más la vuelvas a ver...

Luego de estar discutiendo conmigo mismo sobre el tema de Isabella, decidí darme una larga ducha para aclarar mis ideas. A parte, tenía que estar listo porque esta noche iría a cenar con mis padres a la casa de los vecinos ya que, nos habían invitado para darnos la bienvenida.

Salí del baño y vi la hora en mi celular.

7:45 p.m.

A esa hora se supone que mis padres deberían estar en casa, así que baje para verificar si habían llegado y no, todavía no estaban en casa así que me subí a mi habitación para ver una película o para ver los estúpidos programas que pasan los viernes por la noche.

Ya había pasado un rato y mis padres todavía no llegaban. Plan B: Ver vídeos en YouTube.

Vi unos cuantos vídeos de los Jacks’, sus canciones eran... Buenas, pero me cansé de escucharlos en el tercer vídeo. Estaba cansado, solo había dormido 4 horas ya que me puse a twittear cosas sin sentido y a hablar por Skype con unos amigos en L.A., así que me dispuse a descansar un poco ya que, aparte de lo de las cortas horas de sueño, había tenido un día MUY largo con eso del tema de Isabella y... ¡Rayos! ¿Por qué sigo pensando en ella? Es que... ¡Diablos! No puedo dejar de pensar en ella, tenía algo que me impedía dejar de pensarla...

Pero luego de, otra vez, discutir conmigo mismo, caí en los brazos de Morfeo (Para los que no saben, Morfeo es el Dios del sueño).

-¡Sean, baja rápido, se nos hace tarde para ir a la cena en casa de los vecinos! -gritó mi mamá haciendo que me cayera de la cama.

-Ya voy -dije levantándome y dirigiéndome al baño para mojarme la cara y vestirme.

30 minutos después...

Ya habíamos llegado a la casa de los vecinos, su casa era muy bonita. Era grande, pintada de blanco y con adornos de cristal por toda la casa, desde las esferas de cristal que rodeaban las luces, hasta los pequeños adornos que estaban sobre un mueble frente al televisor, que por cierto era muy grande. Esa casa era muy parecida a la mía, a excepción de la gran escalera en forma de caracol con una fina alfombra de terciopelo rojo cubriendo los escalones de marfil. Habían muchas cosa más, las cuales me demoraría mucho en describir, ya que tenían muchísimos detalles.

Luego de "contemplar" la casa, Marissa y Luke, los dueños de la casa y padres de 2 hijos los cuales todavía no conocía ya que iban a tardar un rato en bajar, nos invitaron unas copas de vino y nos sentamos en el sofá para charlar un poco.

Ya había pasado como una hora y todavía seguíamos hablando, primero sobre la ciudad, bla bla bla,bla bla bla... Y sobre sus hijos, lo bueno era que ya había conocido a uno, se llamaba Cameron. El chico me caía bien, era, o por lo menos parecía, una buena persona. Luego de Marissa habló: