Explicaciones y los padres de Sean.

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NARRA SEAN:

Salí de la casa de Isabella un poco más tarde de lo que ella deseaba, pero que yo sepa, ella no hizo nada por detenerme.

Y no pasó... "Eso"

Para aclarar dudas, solo nos dimos unos cuantos besos. Llámenme cursi, idiota enamorado, o lo que se les ocurra; pero con ella... Todo era diferente, yo era diferente y...

¡Joder!

¡Realmente me estoy volviendo una maldito cursi!

Pero bueno, por fin entiendo todo lo que hace el amor.

Te devuelve la alegría a la vida. Ok no, tal vez soné un poco exagerado. Aunque en cierta parte, es verdad. Antes de conocer a Isabella, todo se había vuelto triste y gris para mí. Cassey había destrozado mi corazón, dejándolo en mil pedazos. Me volví una persona diferente, rota. En L.A. High, luego de la ruptura con Cassey, me volví el típico rompecorazones con secretos oscuros sobre mi pasado. Pero nadie sabía la razón por la que me empecé a comportar así, si solo supieran que fue por culpa de Cassey, mejor conocida como "La chica más linda y dulce de la escuela que no mataría ni a una mosca".

Al menos eso es lo que el resto creía.

Cassey no era nada más y nada menos que una versión un poco menos zorra que Christine. Pero la maldad que fluía por sus venas, era lo que compensaba la falta de ser una zorra.

Pero no voy a hablar más sobre Cassey, no voy a arruinar un día tan perfecto, a su manera, por malos recuerdos.

Me detuve en el porche de mi casa, tenía una mala sensación. Como si algo malo fuera a pasar, aunque obviamente algo malo iba a pasar si tenía que hablar con mis padres.

Entré en completo silencio tratando de llegar a mi habitación, si mis padres me descubrían, era hombre muerto. Las luces se encontraban apagadas, cosa que me resultó rara, sabiendo que mis padres estaban aquí y que mi madre no era gran fan de la oscuridad.

Iba por el segundo escalón, cuando las luces ser la sala de estar se encendieron. Maldije por lo bajo y volteé a verlos.

Vaya, eso sonó tan cliché, ahora falta que en su próxima oración alguien diga "jovencito". Eso seria realmente cliché.

Mis padres se encontraban de brazos cruzados con una mirada de: "Más te vale darnos una explicación, jovencito."

Reí nerviosamente.

-Hola má, hola pá. ¿Cómo están? Espero que bien. Los veo luego, ¿si? Adiós -dije rápidamente. Pero antes de, siquiera, poner un pie en siguiente escalón, mi padre habló.

-Ehhh... ¿A dónde crees que vas, jovencito? -dijo enarcando una ceja.

-Yo eh... -me quedé sin palabras.

-Nos debes varias explicaciones, ¿sabes?

Asentí y bajé los dos escalones que había subido. Resoplé y rodé los ojos antes de voltear a verlos.

-Eres consciente de que no viniste a casa ayer por la noche... -empezó a decir mi madre.

-... Y que tuvimos que salir temprano del trabajo, porque el señor Pouliün nos llamó diciendo que el joven Sean O'Connor no se había presentado a clases. ¿Verdad? -terminó de decir mi padre. Si fuera un día común y corriente, diría que eso fue dulce, pero como ya de habrán dado cuenta, estaba a punto de empezar una conversación que, lo más probable, era que no acabara bien y que, tal vez, tendría que quedarme castigado en mi habitación por los próximos 2 meses. Así que no, no era nada dulce.

Tenías que ser tú... © (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora