Prólogo

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Hace 15 años tuvo lugar la más grande guerra mágica de la historia, tantos muertos como estrellas en el cielo, los 5 reinos sufrieron incontables bajas y los pueblos más pequeños fueron borrados por completo dejando pilas de cadáveres y ceniza. A pesar del peligro había gente que buscaba supervivientes, entre ellos, Amadeus un herrero que para ese entonces tenía 60 años, mientras cavaba entre los restos de una casa, encontró a un bebé desnutrido que estaba oculto bajo el suelo entre montones de basura. El Anciano lo llamó "Diot" y lo crió como si fuera su hijo, algo hizo que se llevaran muy bien, quizás el hecho de que ninguno tenía familia.

Ambos disfrutaron de los tiempos de paz, consiguieron un hogar cerca de un pueblo pobre y se volvieron los herreros del lugar, había mucha tranquilidad, pero tristemente, nada es eterno.

Es el cumpleaños número 15 de Diot, un día importante para Amadeus, este se encontraba agachado encendiendo el fuego de la chimenea produciendo una llama a partir de uno de sus dedos.

-¡Aah! ¡¿Cuándo me enseñaras a usar magia?!- Gritó Diot

-No es nada fácil, es un compromiso con la naturaleza y el universo, eres muy joven como para poder entenderlo- dijo Amadeus como si estuviera cansado

-Ah, Un día maravilloso, y pensar que hace 15 años estaba entre la basura- Dijo Diot con un toque nostálgico y burlón, Amadeus ya le había contando la historia.

Amadeus se levantó después de lograr encender el fuego y caminó hasta un mueble viejo de madera del cual sacó una caja muy larga brillante de color morado adornada con lineas doradas, y entonces se sentó en una roca que usaban como silla.

-Ven aquí-

Diot lo miró y enseguida sonrío, sabía muy bien de que se trataba, se acercó y Amadeus extendió sus brazos seguido de un:

-Feliz Cumpleaños-

Diot recibió la caja con asombro e impaciencia, rápidamente retiró la tapa de la caja y miró con aprecio una espada como ninguna, delgada y pesada, estaba cubierta de pintura dorada y venia acompañada de una funda de cuero.

-Gracias- respondió Diot rompiendo en llanto

Amadeus asintió con la cabeza mientras temblaba y entonces se hizo el silencio, el ambiente había cambiado.

Amadeus se levantó y miró a Diot a los ojos.

-Muéstrame de lo que eres capaz-

Dio media vuelta y salió por la puerta, Diot lo siguió seriamente, se trataba de una prueba.

Ambos estaban al aire libre en un campo enorme, el cielo estaba gris y el viento soplaba con furia. Amadeus miraba atentamente a Diot, ambos estaban preparados, extendió su brazo derecho del cual en un destello azul repentino apareció una espada, no era nada especial, pero Amadeus era un genio del arte de la espada.

-¡Desenfunda!- Gritó Amadeus

En tan solo una fracción de segundo, las 2 figuras se mostraban chocando espadas haciendo brotar chispas con cada golpe. Diot era un prodigio, era igual o quizás mas talentoso pero jamás había tocado una espada de verdad hasta ese momento.
Era una lucha seria, en un pequeño descuido la piel de la mejilla de Diot se abrió con un corte, la sangre vino poco después, sin embargo seguían peleando, era un espectáculo a la vista, se movían y reaccionaban a velocidades inhumanas, poco a poco se volvió difuso, de un momento a otro, Amadeus estaba en el suelo.

-¡Ja! ¡Gané!- gritó Diot mientras daba un salto de alegría

Enseguida le extendió la mano para ayudarle a levantarse, pero de un momento a otro, ahora Diot estaba en el suelo, la espada de Amadeus rozaba con el cuello de Diot, quien mostraba una cara de asombro.

-Uno de tus defectos es ser muy blando, no tengas piedad Diot, el mundo es cruel- dijo Amadeus mientras su espada se desvanecía en un montón de polvo azul que se iba con el aire.

Hasta hace unos días, Diot había recibido una noticia por parte de Amadeus, ya era viejo y débil, estaba muriendo, por eso mismo trataría de enseñarle lo básico para sobrevivir en un mundo tan violento, a sus 75 años estaba ya muy cerca de la muerte, esto se debía al contrato de la magia oscura que había realizado, había reducido su tiempo de vida en un momento de desesperación. Diot se había asustado y entristecido al escucharlo, la magia es algo difícil de manipular, por eso mismo, Amadeus nunca se atrevió a enseñarle, los días posteriores fueron meras actuaciones con el fin de esconder la tristeza, ambos lo sabían, ambos lo ocultaban, pero no podían negarlo. La muerte es inevitable, eran las palabras que atormentaban sus mentes y sin embargo no podían imaginar que este día sería el último.

Diot pasaba las noches con su padre desde el día en el que le contó de su condición, tenía miedo de que ya no despertara, tenia la esperanza de que no fuera así, pero esa noche pasó lo que Diot tanto temía. Amadeus había muerto.

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jaja xD no esperen mucho de mi primera obra, aun estoy en fase de aprendizaje, espero les agrade mi historia c: publicare cada semana un capítulo nuevo si puedo.
Disculpen las faltas de ortografía, con el tiempo haré retoques y correcciones.

Guerra, Sangre Y FantasíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora