parte 10

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Después de recitar esto caminaba hasta entrar en la ciudad, para andar interminablemente por las calles en busca de alguien que comprara uno de los cuadernillos de poemas, acomodados cuidadosamente en un viejo portafolio en el cual también se guardaban algunas hojas sueltas, destinadas a ser pegadas en los postes para dar a conocer sus datos a algún interesado en su obra.
Los días se sucedían uno a otro  y el tan esperado personaje no llegaba, sin embargo, nuestro amigo no se rendía y seguía con su labor declamando a veces por la calle, otras en un parquecillo,, algunas ocasiones alguien se acercaba a escuchar y comprar uno de los cuadernillos en el ya conocido importe de 10 centavos, aunque con esa cantidad solamente se cubrían apenas los gastos de reproducción, por esta razón el poeta tenía que hacer mil esfuerzos por conservar cada centavo, y seguir costeando la difusión de sus escritos.

El Poeta De 10 centavosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora