Funeral

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Llovía a cantaros desde el funeral de su padre. El ambiente lúgubre de la funeraria traspasó la puerta de ésta y se instaló sobre el cementerio. El color negro vestía a todos los espectadores del entierro. Entre paraguas, sollozos, subordinados, amigos y familia del hoy difunto, se sentía la soledad de un pequeño y regordete niño de tan solo cuatro años. A tan corta edad supo lo que era sufrir la pérdida de un ser querido de la manera más horrenda que un humano pudiera imaginar. Le arrebataron, frente a sus ojitos cafés, la vida del hoy occiso. Una imagen que nunca podrá salir de la retina del pequeño. Él era un padre excepcional, siempre mimándolo, jugando con él, aunque llegara cansado del trabajo...
No debió hacer un berrinche para que lo llevará al parque de diversiones... Si no lo hubiera hecho aun estaría vivo.

La culpa era suya y su madre lo sabía.

Yoo Yeong Ja lloraba incontrolable, pero no por la muerte de su marido sino por ella misma. Joven, bonita y viuda, y con un pequeño extraño en la casa, que tal vez sería un estorbo para la nueva vida que le deparaba el destino. Tenía que hacer algo. Las opciones eran infinitas, dejar al pequeño estorbo, que el señor Yoo le suplicó tener, llamado Ki Hyun, al cuidado de su suegra o del hijo mayor del marido muerto. La primera opción era muy viable, pero ni a ese engendro le desearía tal calvario de vivir con la vieja señora.

Entre las otras opciones estaban; abandonarlo en la carretera, pero el niño era demasiado inteligente como para encontrar el camino a casa, llevarlo a un orfanato, pero tendría que dar muchas explicaciones, matarlo no era una opción muy viable... Deshacerse del niño sería prioridad para después primero, debía resolver el tema de la herencia.

"Dios mándame una señal para deshacerme de este estorbo."

...
Llevaban más de dos horas de camino y la lluvia no cesaba. Sólo esperaba que el entierro haya acabado cuando llegara, no quería toparse con ninguno de sus compañeros de trabajo, necesitaba abordar a la señora Yoo sin que nadie las interrumpiera

Shin Ha Yun al estacionarse cerca del lugar, miró el retrovisor para asegurarse que su retoño estuviera bien en su sillita de seguridad. Había batallado al principio para que su hijo Ho Seok se sentará en la sillita que compró en oferta, él le repetía que al tener seis años ya no necesitaba cosas de bebés y la silla era todo menos "cosas de grandes". Pero la persistencia ganó y el niño a regañadientes se dejaba hacer.

Ahí estaba la luz de sus ojos, dormido con la cabecita recargada en el respaldo de la silla. Su cabello negro revuelto, la naricilla contraída como un conejito, los labios haciendo un leve puchero y las manitas abrazando a su conejito de estambre bubu, la única cosa de bebé que seguía teniendo. Bajó del vehículo con el paraguas en alto cubriéndose de la fuerte lluvia. Abrió la puerta y como pudo atoro el paraguas para no mojarse.

⸺Bebé ya llegamos -dijo sacando al nene de su sueño.

⸺Mami ⸺contestó adormilado.

⸺Vamos bebé tenemos que apresurarnos ⸺dijo al ver que muchas personas que conocía estaban abordando sus vehículos.

⸺¿Para qué venimos? ⸺rezongó frotándose los párpados con las manitas.

⸺En el camino te expliqué amor o ¿Te quedaste dormido?

⸺Mmh... ok, pero cargarme ⸺levantó sus bracitos hacía ella.

⸺Y eso que ya eres un niño grande -le reprendió cargándolo.

El señor Yoo fue su jefe desde antes de tener a Ho Seok. Era la secretaria del presidente ejecutivo y dueño de la pequeña, pero bien remunerada, empresa de productora Starship Enterteiment. Le debía todo, el haberle dejado seguir trabajando a pesar de ser madre soltera y ayudarla económicamente con su hijo. Divisó a Yoo Yeong Ja enfundada en un vestido para nada discreto y a un lado de ella estaba un tipo de traje negro cubriéndola de la lluvia con un enorme paraguas. Siguió caminando hasta que su hijo empezó a removerse feliz en sus brazos.

⸺¡Mira mami! ⸺señaló Ho Seok con su manita⸺, hay un niño... déjame jugar con él mami... anda mami anda mami anda.

⸺¿Un niño? ¡Pero el señor Yoo no tenía hijos pequeños! ⸺se preguntó extrañada. Todos sabían que el jovencito Bo Gum vivía con su primera esposa y con la segunda no había engendrado ¿de quién era el niño?

La mujer del vestido negro entallado sollozaba y el pequeño solamente miraba al vacío mientras pensaba en la vida miserable que iba a tener de ahora en adelante.
⸺Señora Yoo ⸺dijo al acercarse.

⸺¿Sí? ⸺volteó.

⸺Soy Shin Ha Yun, la secretaria de su esposo, le doy mis condolencias ⸺suspiró⸺. ¿Tiene cinco minutos?

⸺Claro ⸺contestó sonriendo.

Sus plegarias habían sido respondidas.

Jealousy PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora