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— Me enorgullece saber que por fin estás haciendo algo productivo, Na Jaemin. — la grave y estruendosa voz de su padre hizo eco en esa sala.

— Estoy segura de que vas por buen camino, cariño. — su madre le miró.

Jaemin quería vomitar, no podían ser más hipócritas, le daban asco.

Básicamente todo en esa casa le daba asco, su padre hacía dos años había perdido un juicio obligándolos a quedar en la "pobreza" según sus padres, acostumbrados a los lujos dramatizando todo. Fue hasta que su padre tuvo la brillante idea de que su apuesto, pero bueno para nada de su hijo menor consiguiera novia, no cualquiera, alguien que tuviese una herencia que los salvara del desastre. Pasar de vivir en una mansión llena de lo que quisieran a vivir en una zona de la ciudad de Seul donde se los denominaba como la "clase media" a su padre le asqueaba.

Pero lo que más asco le daba a Jaemin era la manera en la que trataban a los demás, con esa superioridad que los caracterizaba, llegaba a odiar lo superficiales que eran sus padres.

De todas formas, tampoco era linda la manera en la que se referían a los demás, tanto a los que los rodeaban como a su propio hijo, su hijo menor, el fracasado.

Jaemin lo soportaba, lo hacía, estaba acostumbrado a eso.

No conocía otra clase de amor más allá de la que sus padres le habían enseñado, ese amor escaso, que no existía, se preguntaba qué era querer de verdad a alguien.

Y cuando conoció a Huang RenJun conoció y aprendió a diferenciar entre querer y no soportar, porque en definitiva no lo soportaba, y al parecer su odio era mutuo, eso demostraba el mayor.

Pero las apariencias engañan y la manera en la que Jaemin conoció a RenJun le hizo entender aquello, que no todo dependía de tener éxito en la vida, que dependía más de disfrutar el momento.

RenJun era la clase de persona que era tímida y sería, que se apartaba del grupo y solo se dedicaba a los estudios, era la clase de persona que Jaemin solía observar en clases.

Ahora se encontraba en la azotea de la casa de Chenle, cuestionando por qué aún seguía con vida, odiaba la vida que le había tocado, daba asco.

Extrañaba la compañía de RenJun, en serio lo extrañaba demasiado.

Las tardes con JaeNo eran divertidas, claro que lo eran, pero no se comparaban con las charlas sin sentido y aquellos momentos que aunque fueron escasos, disfrutó con RenJun.

Le gustaba, mucho.

Pero no era lo que él quería, nunca importó, era lo que sus padres lo obligaban a ser.

De la misma manera, como renunció a Huang RenJun, renunció a muchas otras cosas.

Con casi dieciocho años sus padres le decían que habían cosas más importantes por las cuales preocuparse, que se estaba comportando demasiado infantil.

Su madre, se enteró de la amistad cercana que su hijo mantenía con su vecino, seguramente eso había llevado a su padre a gritarle aquella noche antes del viaje escolar, diciéndole que debería enfocarse en el colegio y en tener éxito en la vida, como su hermano.

Odiaba que lo comparen con su hermano, odiaba en serio eso.

Pero luego de haber rechazado a la única persona que tenía a su lado, se limitó a obedecer lo que sus padres decían.

Conseguiría un trabajo de medio tiempo antes de ingresar en la universidad, en su último año conseguiría alguien con una buena herencia y estudiaría una carrera prometedora.

— ¿En qué piensas? — Chenle preguntó.

Empezó a hablar con él a partir de que su padre le haya presentado a su hermana mayor.

El problema no era la chica, Jaemin pensaba que era adorable, como su hermano, el problema eran sus preferencias, al parecer solo su madre sabía de aquello, y aunque su padre lo sospechara eso de verdad no le importaba demasiado, mientras los sacara de la desgracia.

— En largarme de aquí arriba. — habló mirando hacia el frente, se encontraban en la azotea de la casa del menor. Jaemin al notar que el rostro de Chenle se llenó de preocupación, rió. — Es broma, Lele.

Chenle soltó una risa y suspiró con alivio.

— ¿Y tú? ¿En qué piensas? — quiso sacarle tema de conversación.

— En ese chico del centro comercial del otro día. — Chenle respondió.

— ¿Ah, si? — Chenle asintió.

— No es la primera vez que lo veo, Hyung.

Jaemin lo miró. ¿Ya se conocían?

— Hace unos meses atrás chocó conmigo de camino a su escuela, ¿Sabías que va a tu colegio? — Volvió a reír. — Suele ser muy distraído.

— No tienes idea. — recordó el castaño mientras abrazaba sus piernas y las pegaba a su torso.

— Ese día se lo veía deprimido, ni siquiera volteó a mirarme, pero yo sí lo hice, Hyung. — Zhong suspiró.

Jaemin quisiera causar ese efecto en las personas, al parecer aún RenJun no notaba lo que causaba en la gente, ese sentimiento de calidez y ternura, si supiera la cantidad de personas que mostraban interés en él.

Pero RenJun nunca lo notaría, era demasiado distraído.

Si tan solo supiera que ese efecto también lo causaba en Jaemin.

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estafitas.

❝ NO TE ENAMORES. ❞ RENJUN + JAEMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora