손님 - guests

316 21 3
                                    

- De verdad que no, Matt, tengo que estudiar - le dije al castaño, él insistía que mi cumpleaños debía ser celebrado de la manera correcta, con fiesta y pasteles, incluso con su estúpidas e incómodas canciones de cumpleaños. No saben cuántas veces trató de cantar "Cumpleaños Feliz" en coreano para hacer sentirme en "casa". 

- Vamos, Keith, al menos una junta... -dijo haciendo puchero.  

- Tú solo quieres tomar.

-Y celebrar tu cumpleaños...

-Tú solo quieres tirarte a Allura. 

-¿Qué tiene que ver eso? 

-Sabes que ella va a estar ahí, obviamente, somos compañeros de piso. 

-... ¿Aún así no quieres celebrar tu cumpleaños? -quedé en silencio. La verdad una junta no sonaba mal, tampoco era tan caro, pero en realidad no me entusiasma andar limpiando lo que van dejando mis amigos borrachos o tener que soportar coqueteo entre tanta gente, no solo me hace sentirme solo, si no que incómodo. Hay lugares para cada cosa y honestamente no quiero que esa cosa sea mi cuarto.

-No, gracias. Prefiero celebrar con mi libro -dije, metiendo mis cosas en mi bolso, estábamos a punto de irnos a casa, después de un largo (y lento) día en la universidad, ¿a poco no suena divertido? 

-Hay veces que me cuestiono porqué somos amigos, usted señor es malvado. 

-Gracias -tomé mis cosas y fui de camino a casa, suerte mía que es Viernes y no tengo que volver a esta prisión.

Tomé el bus, caminé unas cuadras. Pasé por mi tienda favorita, vendían cosas para dibujar y eso, me auto-regalé una croquera, era hermosa no me culpen. 

Llegué a mi apartamento, abrí la puerta para entrar a la tranquila y limpia "casa" que yo tanto quería. 

- ¡S O R P R E S A! - gritaron muchas personas, casi me da un ataque ahí mismo; literalmente grité: "COÑO DE SU MADRE". Percaté cámaras fijadas en mi, Matt nunca se va a perder una oportunidad para tomar. 

-Dijiste que no querías hacer fiesta, así que Matt y yo te hicimos una - dijo Allura, abrazándome, es casi como mi hermana esa mujer, aunque ella tampoco se perdería una oportunidad para tomar y bailar. 

Vi luces prenderse y desagradable música sonando, fui a mi cuarto a dejar mi bolso y vi la montaña de regalos, probablemente todos son porquería. 

Volví a la sala, había demasiada gente que no me parecía conocida, probablemente invitados de los invitados, un grandulón se acercó a mi, rápidamente lo reconocí. 

-¡Hunk! -grité, fui a abrazar a mi chico, Hunk era demasiado agradable. 

-¡Feliz cumpleaños! -dijo y me levantó, él es muy alto (mide 1.85m y yo con suerte mido 1.64m)-¡Ha pasado tanto tiempo! Cuando supe que harías una fiesta no pude contenerme no venir, me sorprende que hayas accedido. 

-Sorprendete de lo tercos que son mis amigos, ha... -dije, nos quedamos hablando de la vida, de como nos había ido, relaciones, ya saben, lo típico. 

Hunk me abandonó porque su novia, Shay, llegó a la fiesta. Como dije invitados de invitados, junto a ella iba un gremlin que conocía perfectamente. Apenas entró me empezó a buscar, cuando me vio, sonrió y vino hacia mi, con un regalo en sus pequeñas manos. 

- ¡KEITH! - me abrazó - ¡Feliz cumpleaños! Te extrañé demasiado, ¿cómo se te ocurre volver a Corea sin decirnos y luego mágicamente volver?- me pegó en el estómago para luego abrazarme de nuevo, con el tiempo nos volvimos muy cercanos. Katie (a.k.a Pidge) es hermana de Matt, nos conocimos por esa razón. Nos hicimos cercanos gracias a que Matt me abandonaba por Shiro, casi soy el hermano mayor de esta niña, verla crecer tanto me hace pensar que la crié. 

-Gracias, gracias -le dije avergonzado y correspondí al abrazo. Ella inmediatamente puso su regalo en mis manos. 

-Si no te gusta o llegas a dejarlo en el basurero te va a llegar -dijo, una completa salvaje. Abrí la cajita, tenía un cuchillo que al moverlo se veía el arcoíris, algo así como esas pegatinas de animales que al moverlas se veía como un leve movimiento, el cuchillo era hermoso. 

Quedé embobado con la pieza en mis manos, la pequeña solo pudo reírse de mi. 

-Me encanta.

-Lo sé. 

Nos quedamos hablando un buen rato, llegó más gente, el ambiente se hizo pesado. Muchos invitados de invitados, demasiados. 

Tuve que ir al baño, que por cierto estaba hecho mierda, me quedé encerrado ahí un momento. Extrañaba una cara entre todas esas personas, Shiro. 

-¡Perdón! ¡De verdad perdón, pero me siento así! - le dije al pelinegro, de verdad quería que supiera cuánto lo amaba, cuánto me gustaba. 

-Keith, sabes que no soy- 

-¿Gay? ¿Es eso? - le interrumpí, sabía de sobra que Shiro era Bisexual, solo quería una razón y me dejé llevar. Él me miró con pena, yo de verdad quería que me aceptara. 

-Yo... Perdón, no puedo. De verdad no puedo, eres como mi hijo. ¡Yo te críe, maldita sea! No puedo, de verdad - me dijo, tomando mis hombros. Yo solo tenía ganas de llorar, tenía el corazón roto. 

Dejamos de hablar por un tiempo.

-¿Hay alguien ahí? -Sonó un golpesito y unas risitas de dos personas. 

-¡Sí! -respondí casi instantáneamente, me lavé la cara y las manos. Salí y las dos risitas estaban esperando el baño. Es por estas cosas que no me gustan las fiestas. 

Empecé a tomar, debía olvidar el hecho de que Shiro ya no se encontraba con nosotros. 

Borracho, dolido y malgastado, esas palabras deberían ser suficiente para describirme en ese momento. 

사랑해요 - i love you [Klance]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora