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Terminé de delinearme el ojo, me levanté para verme en el espejo de cuerpo completo y suspiré, me veía... bien. Me sentí bonita, pero, realmente bonita. Le sonreí a mi reflejo y me examiné más detalladamente.

¿Y si no le gusta como me veo?

¿Y si decide dejarme?

¿Y si en realidad no es una cita y quiere secuestrarme y matarme? 

Ya. Isabel. No pienses más weás.

Escuché la bocina y bajé, mi papá está en la cocina ayudando a la Naty a cocinar, oí cómo reían y sentí una felicidad enorme, no me había dado cuenta de lo afortunada que era hasta ahora.

—Papá, ya me voy—grité.

Sentí cómo caminaba deprisa hacia mí y me puse nerviosa.

Cuando me vió, sonrió—Ay, hija, estás tan grande—me abrazó—, ya no eres mi niñita, eres una mujer ahora—me abrazó más fuerte—. Tú mamá estaría tan orgullosa de todo lo que has logrado—sentí como empezó a llorar y luché por no derramar ni una sola lágrima. —Estoy muy orgulloso de tí, de todo lo que has podido superar, Isabel, eres tan buena persona, hija. No me gustaría que cambies por nadie, eres perfecta tal y como eres.

—Ay, papá—sorbí por la nariz y me sequé las lágrimas que había derramado delicadamente con los dedos, —me harás llorar y se me correrá todo el maquillaje.

—El Mateo es muy afortunado de tenerte, es un buen niño, sé que el puede darte lo que necesitas—me dió un beso en la frente—. Ya, anda, debe estar esperándote—me dió un último abrazo y me sonrió.

—Nos vemos papito, te amo—le dí un abrazo rápido, —cuida a la Cinthia y a la Naty—lo apunté con mi dedo, tenía un mal presentimiento.

—Sabes que sí, tu igual cuídate hija, por favor.

—Sí papá, eso haré. Ya, nos vemos, te amo. Chao Naty, nos vemos—grité

—Se va a despertar tu hermana, Isabel—me "retó" mi papá y le sonreí inocente.

Caminé hacia la puerta y respiré profundamente. 

Que todo salga bien.

***

El Mateo me trajó a un lugar hermoso, literalmente, no sé como cresta llegamos acá pero es hermoso.

Pero no sé, me siento extraña, hace días que me siento observada y detesto esa sensación, no me siento tranquila ni en mi propia casa. 

Al menos acá no me siento así, me siento... Tranquila, libre.

Estamos en un restaurant y el mesero nos llevó a nuestra mesa.

—¿Estás bien? Has estado callada mucho tiempo—me hizo cariño en la mano.

—Si estoy bien—me reí—sólo estoy... sorprendida.

—Te veí preciosa, mi amor

Miré a las otras mujeres que se veían de mi edad y puta, eran regías y me sentí un poco fuera de lugar.

—¿Qué pasó? ¿Por qué pusiste esa carita? —miró a la dirección dónde yo miraba—No creo que te hayas sentido menos que todas las que están acá—me miró a los ojos—, Isabel, tú erí preciosa, erí la más linda de acá—me hizo cariño en el cachete, de la cara, mal pensadas.

Él puede hacer que me sienta de muchas formas sin tocarme, tiene el poder de destruirme en 1 segundo y, aún así no lo hace. No sé en qué momento me enamoré tanto de él. Lo miré detalladamente y se veía precioso, llevaba un terno negro con una camisa blanca con dos botones desabrochadas y se veía demasiado rico.

Llegó el mesero a preguntar que ordenaríamos y viendo la carta, elegimos.

***

Cuando terminamos de comer, nos quedamos conversando sobre el futuro y volví a sentirme observada, me causó escalofríos. 

—Ay que miedo—susurré.

—¿Qué pasó, mi amor?

—No sé, me siento observada—comencé a mirar a mi al rededor y nada, todos parecían estar metidos en sus pensamientos. —pff, al parecer son puros rollos míos —me relajé.

Seguimos conversando y ví como comenzaba a ponerse nervioso, estaba rojito y hablaba raro.

—¿Amor, te pasa algo? —le pregunté, pasé mi mano por su frente, en volá tiene fiebre el cabro, una nunca sabe. —¿Te sentí bien?

—Si, no me pasa nada mi amor—me miró a los ojos y bajé mi vista.

Me pongo nerviosa cuando me miran a los ojos, no puedo evitar correr la mirada. Soy real, no perfecta, duh.

—Voy al baño, ya vengo mi amor—le dí un piquito y me caminé al baño.

Entré, no tenía ni ganas de hacer pipí, me miré en el espejo, me arreglé el pelo y, otra vez esa sensación de que me están viendo. Miré a mi al rededor y estaba sola, salí rápido de ahí al escuchar como varias mujeres gritaban, me asusté po.

Fuí a dónde estaba con el Mateo y ahí, mi mundo se derrumbó.

Nunca fue tu culpa, hueona [NFTCH2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora