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Isabel:

Hoy día me desperté con ganas de ir a ver a la Daniela, no sé por qué, sólo pasó. La Daniela vive en el culo del mundo, sin mentir. Tengo que caminar caleta para poder encontrar una micro o colectivo que me sirva para ir a su casa.

—Wachita rica, ¿teni un teléfono en el poto? Por que me está llamando—gritó un hueón. Me indigné.

—¿QUE ME VENI A GRITAR WEÁS, ORDINARIO CULIAO? GRITALE ESAS WEÁS A TU MAMÁ FEO CONCHETUMARE. 

Me carga que griten weás en la calle, siempre que pasa intento, de verdad intento quedarme callada y caminar tranquilamente pero, no sé, es inevitable responderlo. 

Vi un colectivo y le hice señas para que parara, —Se paga—le pasé la plata cuando entré.

El colectivo iba al centro, ahí tengo que tomar otro y ese me lleva a la casa de la Daniela. 

Gasto como cinco lucas en pasaje. Por la chucha.

//

¿Verdad? Que se cree el weón—le había contado lo que me pasó cuando venia a su casa y empezó a agarrar a chuchás al weón. 

—Ya, filo. Cuéntame, ¿quien es ese tal Martín? Sabes que cuando lo leí me imaginé a mi papá, fue horrible.

—Erí weona vo'—se rió. Me empezó a contar que lo conoció en la micro y que era super mino y caballero, pescó mi celular y lo agregó en Facebook y Instagram.


Nunca fue tu culpa, hueona [NFTCH2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora