Todo Leipzig se encontraba conmocionado. Luego de aquel accidente casi fatal de los Lindemann, todos los habitantes de allí se sentían abrumados.
Ambos fueron internados de urgencia en la clínica donde Lorenz trabajaba, uno de los hospitales más prestigiosos de Alemania.‒Gracias al cielo los encontraron con rapidez ‒acotaba Christian en al sala de descanso junto a sus colegas.
‒Es cierto, tuvieron suerte. Tan solo media hora más, podría haber sido fatal ‒agregaba Katya, cirujana aprendiz de Lorenz.
Christian se había comunicado con su grupo de amigos para comentarles la situación se Till. Había salido en todos los canales televisivos posibles.
«El destacado escultor Lindemann y su ex suegra, actual esposa, la actriz Simone T. se encuentran gravemente heridos luego de un accidente de tránsito»
Al salir de la sala, Lorenz recorría los vacíos pasillos del hospital. Ya eran la una de la mañana, durante el día solo Christoph y Eloísa se acercaron a ver a los Lindemann.
Solo el personal de limpieza se encontraba allí. Unos pasos más, quería ir a ver cómo seguía su amigo, hasta que se encontró con unas bellas piernas que se lucían gracias a unos tacones dorados despampanantes.‒¿¡Sophia!?
‒Hola, doc ‒respondió con la voz temblorosa y los ojos cubiertos de lágrimas ‒. Dígame qué se salvarán, lo suplico...
‒Y-yo ‒tartamudeó, no encontraba respuesta y menos para ella ‒. No te prometo nada, pero haremos todo lo que esté a nuestro alcance, querida.
En un abrazo fraternal, el cirujano contuvo a la joven modelo, mientras recordaba las noches que Sophia paso en su casa con ayuda de Summer, ocultándose de la prensa, de Till y de su madre.
‒Solo quería verte, y que me digas la verdad. Te agradezco de corazón todo, Christian ‒dijo conmocionada ‒. Pronto iré a ver a Summer, cuando todo esto se solucione.
El doctor solo sonrió acariciando la mejilla de la rubia, quien con la mirada gacha se dirigió a la salida, donde la esperaba Russell, su actual novio y ex representante de Simone.
Llegó el final de su turno, y en el estacionamiento esperaba Summer por él.
‒Cielo, te pedí mil veces que no vengas a buscarme cuando salgo tarde -renegó Christian, subiendo al carro.
‒¿Crees que permitiría que mi frágil esposo vuelva solo a casa? ‒bromeó, poniendo en marcha el auto ‒. Dime, cariño, ¿Cómo están ellos?
‒Pues... ‒suspiró mientras se quitaba los lentes y fregaba sus ojos cansados ‒, aún no lo sé. Hay que esperar y ver cómo responden sus respectivos organismos. Simone se atravesó un fierro en ambas piernas, podría perder alguna pero fuera de esos tiene todos sus reflejos estabilizados, y Till se dañó muy fuerte la columna en conjunto a la cadera. Si despierta, podría quedar...
No pudo terminar la oración, sus ojos se vieron invadidos por una multitud de lágrimas y un llanto desolado hizo que su mujer detenga el auto para envolverlo en un abrazo.
‒Él, él siempre fue como mi hermano ‒decía entre sollozos ‒, si algo le pasará, perdería una parte de mi, no imagino una vida sin mi hermano.
Summer en silencio escuchaba y consolaba con suaves caricias en el cabello. Aunque Till solía ser grosero y descortés, Flake lo apreciaba mucho.
Minutos más tarde, con Christian dormido, Summer retomo el camino a casa.En el hospital
Lindemann estaba conectado con miles de cables a varias máquinas que controlaban su ritmo cardíaco, nivel arterial entre otras cosas más. En la habitación siguiente estaba Simone, vendada completamente.
ESTÁS LEYENDO
Feuer Frei
Fanfiction"Peligroso es quien conoce el dolor del fuego que quema el alma"