Olivia Thompson.—Tarde, tarde, tarde —murmuraba cuál mantra luchando por subirme el apretado jeans azul.
Aún no entendía por qué carajos me había quedado hasta muy tarde viendo una serie colombiana de mafiosos en Netflix una noche antes de entrar a mi primer día de clases en la Seattle Pacific University, y estaba apunto de llegar tarde.
—¡Mierda! —exclamé cuando casi me caigo de bruces contra el piso del baño. Gracias a los cielos no pasó y logré meterme entre esos ajustados jeans.
Salí del baño y me adentré a mi habitación con solo el sostén para buscar alguna playera que combinará con las zapatillas blancas que planeaba calzarme.
—¡Ahhh! —grité del susto cuando ví una sombra negra parada justo en mi puerta, diminutos ojos me observaban sin apartar la vista, mi pulso cardíaco acelerado debió al terror que estaba experimentado.
Que alguien llamará al jodido Willy Wonka porque estaba completamente segura que uno de sus Umpa lumpas se había escapado de la fábrica.
Estaba apunto de aventarle la toalla (como si ayudara en algo) aquella extraña cosa salida del jodido infierno, antes de poder concretarlo una suave voz se hizo escuchar.
—Buen día, mami.
Con una mano sobre mi pecho exhalé aliviada al darme cuenta que no se trataba de ningún tipo de duende.
Ya más relajada abrí los ojos. Quise golpear mi frente para despabilarme de una buena vez, estaba claro que aún seguía adormilada, ¿de qué otra manera olvidaría a mi pequeño hijo de casi tres años?
Mi pequeño Louis me observaba fijamente con el señor Wolf entre sus diminutas manitas, agitando una de ellas buscando enfatizar el saludo. Mi bebé de casi tres años me obsequió una sonrisa sin dientes y ojitos somnolientos.
—Hola, mí amor —besé rápidamente su coronilla, olvidando mi enojo, para luego continuar con un crop top color blanco, encima una sudadera del mismo color. Si bien hacía un frío inusual esta mañana, tal vez más tarde salga sol, uno nunca sabía con el clima tan loco.
— Tarde, tarde, tarde, malditamente tarde —continúe con desesperación palpable en mi voz. Corrí hacia mi habitación para ponerme mis zapatillas blancas.
—Tarde, tarde, tarde —Louis murmuro bajito mientras se tallaba un ojo con su mano hecha un puño.
«jodida mierda» pensé con molestia al no encontrarlas.
—¡Olivia, ya es un cuarto para las nueve! ¡Date prisa! —jodida mierda por dos. Mi primera clase empezaba nueva con treinta.
Hice cálculos cual rayo.
De mi casa hasta la universidad en bus era casi veinticinco minutos, si me apresuraba puede que llegara a duras penas.
Cogí los primeros tenis que encontré que para mi desgracia eran de un color amarillo pato.
Estaba segura que Coco Channel se desmayaría al ver mi horroroso ouffit.
Corrí escaleras abajo con mi mochila sobre mis hombros.
—¿No tomarás tu desayuno? —preguntó mi madre mientras acomodaba la mesa, April (mi hermana) a su lado devorándose los panqueques y el chocolate caliente.
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C R U E L
Teen FictionCruel era sinónimo de maldad, miedo. Cruel era el peor criminal de los bajos mundos, alguien capaz de dañar por mera diversión. Cruel era una persona sin corazón. Cruel no perdonaba. ¿Lo peor? Fue que le abollé el auto. 10/04/18 #1 EN AMOR JUVENIL...