Capítulo IV: Todo me male sal

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Marinette.

No podía siquiera pensar en la cantidad de alcohol que recorría mi cuerpo ni que mañana tendría una resaca más grande que la torre Eiffel.

Lo único que puedo percibir son las caricias que Chat le da a mi cuerpo como si se tratase de una obra de arte, lo hace con tanta adoración que no temo que de mis labios salgan pequeños gemidos que inundan la habitación.

Acomoda un mechón de cabello oscuro detrás de mí oreja mientras mis manos recorren con torpeza su cuerpo, tener mis ojos cubiertos por la tela no me deja apreciar el cuerpo de mi compañero de batallas. Puedo vislumbrar la idea de que lleva una camisa y unos jeans, la tela que le cubre el torso desaparece o eso espero porque mis dedos solo pudieron deshacerse de unos cuantos botones antes de echársela hacia atrás dejándole el trabajo final al rubio que se deleita de mis senos lamiendo.

Lo siento inclinarse hasta que empuja su boca contra la mía en un beso duro que consigue nublar mis pensamientos, sus caderas chocan contra mi entrepierna de una manera deliciosa aunque estemos cubiertos aún. Eso despierta por completo otras partes de mi cuerpo que se sienten necesitadas de atención. Nunca me imaginé que mi primera vez sería con Chat, ni mucho menos que fuese algo de una sola vez. Presionó sus caderas nuevamente hacia adelante, perdí de nuevo el hilo de pensamientos. Jadeé de puro placer.

Rompimos el beso para gemir al unísono, necesitábamos aire pero también explorar el cuerpo del otro. Su lengua recorrió el final de mi mandíbula dirigiéndose hasta el cuello saboreando la salinidad de mi piel húmeda y expuesta, gemí. Vuelvo a sentir sus manos deslizarse por mi cintura hasta llegar a la base de mis senos, se mueven tan lentamente que es una tortura que no los apreté o haga uso de su boca como minutos atrás.

- Chat, por favor tómame.

- Tranquila princesa, todo a su tiempo, primero tengo que ver si estás lista.

- Yo creo estar demasiado lista y mojada...

Jadeo pidiendo atención en la zona que realmente quiero que toque. Siento la humedad en mi entrepierna tanto que me da vergüenza pero no me arrepentiré en este último momento, la adrenalina que corre por mi cuerpo es la suficiente para concretar esta escena. Gimo como lo necesitada que me siento. Sus labios se deslizan por mi hombro, cierro los ojos aunque sea consiente que la tela los cubre y mis uñas hacen contacto con la espalda de Chat. Gruñe y creo perder la razón con ese sonido.

-No puedo aguantar más...

Creo que quiso murmurar y que no llegase a mis oídos pero lo he captado, entiendo aquella frase cuando escucho que sus pantalones chocan contra el suelo de mi habitación. El cinturón choca dando a entender que no tiene nada más encima porque su bóxer ha seguido ese camino cuando siento su miembro golpear mi entrepierna. Todo ello teniendo a mi ropa interior como obstáculo. Temo por la secuela que tendré al día siguiente, puedo no estar mirando pero siento que su miembro es más grande de lo que pensaba.

Cada uno de sus dedos recorre mi cintura por enésima vez pero va más allá. Acaricia por sobre la tela fina mi cuerpo, sus labios quieren competir con sus manos cuando se unen a la misión de "desarmar por completo a Marinette". Creo que soy de las personas que en el sexo son bastantes habladoras porque me escucho alabar demasiado a un dios y comparar sus hazañas con proezas del hombre. Mi mente está demasiado lejos como para hacerla regresar a su lugar, solo me limito a sentir. Todo se basa en los sentidos.

Las caricias por mi cuerpo no paran y me siento un poco egoísta porque no contribuyo a darle placer, solo a degustar lo que hace conmigo. Incluso me deja gimiendo cuando sus labios llegan al borde de mi ropa interior y muerde la cinturilla de esta, la suelta chocando contra mi piel. Me escucho gritar y creo estar al borde. Y sí, aunque parezca que exagero tantos estímulos me han convertido en una masa compuesta de gemidos y aclamaciones al universo que explotará en unos segundos si no se detiene.

-Marinette...

-¿Eh?

-No he traído preservativo, no es como si hubiese pensado que llegaríamos a esto...

No, no puede detenerse en este momento. Gimo pero de frustración hasta que recuerdo el regalo de Alya hacia unas semanas. Según ella, si los tenía en la mesita de luz era un llamado a no sé qué para que pudiese conseguir un hombre dispuesto a amarme y darme maratones de sexo. Creo que el último informe de sexología de una doctora la ha trastornado un poco.

-Tengo en el primer cajón de la mesita de luz, no preguntes y fíjate.

El ruido del cajón como de su risa me hace tensarme de anhelo. Lo haré. Basta de Marinette siendo virgen y teniendo que luchar por compañía con mi propio mejor amigo. Escucho el envoltorio rasgándose, me remuevo en la cama aferrándome a las sabanas. Estoy expuesta y no temo por lo que vea, solo tengo un leve miedo de arrepentirme que sea así mi primera vez.

Niego con la cabeza y Chat me dice que si no estoy lista puedo echarme atrás, me niego y él toma mi consentimiento para bajarme las bragas. Siento hervir mi piel, especialmente la que roza con la suya. Gimo cuando pasa un dedo por mi entrepierna, creo que moriré con solo esperar.

Posiciona su miembro en mi entrada, exhalo porque lo que leí en internet dice que dolerá y me preparo para ello. Entra en mí y se lleva consigo más de un jadeo. Hago una mueca ante el dolor que siento pero cuando termina de entrar se mantiene inmóvil, besa mi cuelo dulcemente y creo que no me arrepentiré de esto al día siguiente. Se retira de mi interior con lentitud para dar comienzo a una estocada profunda pero también lenta, gimo y sé que el dolor va despareciendo cuando el placer es mayor.

-Más...- murmuro cuando la parsimonia me molesta y solo deseo más.

Sus movimientos se hacen más rápidos pero sin perder el ritmo, nos dirige a una zona llena de placer donde mis manos recorren por sí solas su cuerpo y su boca no termina de anonadarse con mis pechos. Nuestros cuerpos chocan, se alejan y se unen los dos a las vez con el vaivén de las estocadas.

Mis gemidos se pierden en su boca cuando Chat me besa.

Nos tensamos.

No, no porque estemos a punto de llegar al final.

Unas llaves chocan contra la puerta de la entrada de mi departamento, nos callamos pero él se mantiene adentro.

-¿Marinette? ¿Estás despierta? Chica, no puedes huir así como así, me preocupas.

Esa voz es de Alya y siento como sus zapatos repiquetean por el pasillo, se está acercando a mi habitación.

-Mierda...- murmura Chat y sé que esto no será algo bueno de explicar si nos descubren desnudos. 









Muchas gracias por el apoyo que me dan con sus comentarios y sus votos.

Pronto vendrá una nueva actualización.  Pero, antes, vengo a editar este pequeño apartado para mencionarles que pensaba abandonar la historia pero como me sienta mal hacerlo, la terminaré más pronto que tarde pero para eso les pediré su ayuda. 

Si quieren que plasme una sugerencia de ustedes (como un personaje en específico, una idea, un escenario, etc) , si coincide con lo que tengo pensado, podrán comentarlo aquí  para que en los próximos  aparezca y si utilizo algo de ustedes les dedicaré el capítulo.

¡Nos leemos pronto! 

[+18] Piel a Piel |  Marichat/AdrinetteWhere stories live. Discover now