I love you but enough is enough [1]

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Era una mañana fría de invierno, el matiz que envolvía a las nubes creaba un paisaje armonioso, tranquilo en el cual sumergirse de quizá una insípida inspiración.

Esos días donde ciertos seres reposaban sobre sus lechos cálidos bebiendo chocolate.

Jonny se abrigaba con una enorme chaqueta o bueno, seamos razonables esa prenda no era suya y no se abrigaba por gusto, su madre le había obligado a hacerlo debido al frio que azotaba al condado.

Lo que en realidad Jonny había deseado era salir corriendo aun a pesar de la lluvia que los recibía en las mañanas.

Iría a la librería, su favorita por una razón totalmente secreta y no, no trataba por los libros o los comics que compraba tan minuciosamente, él no era mucho de novelas gráficas.

Tampoco era por ser el único lugar que aparte de tener libros preparaban el más delicioso café y té del área y no es como si el pelinegro pudiera dignarse a ir más de cuatro manzanas de la librería; tenía 14 años, su madre era algo protectora y los callejones más recónditos de Oxford no los tenía en la mejor critica.

Le gustaba ir a la librería a recargarse tras el mostrador y platicar de trivialidades con el joven de cabellos claros y piel pálida que atendía, siempre le veía bebiendo chocolate o té y otras tantas fumando a escondidas. Y en cuanto miraba al azabache entrar olvidaba lo que hacía para sonreírle.

Pero recuerden, eso era un secreto.

Era claramente mayor que él, probablemente de diecisiete y si habían esperanzas de que aún no fuera un adulto, porque Jonny solía verlo sonreír y eso le hacía creer que su sonrisa pertenecía a un niño no a un adulto serio de obligaciones.

Y solía verlo tanto que si supiera dibujar ya lo habría trazado sobre notas y en cuadernos, y no le importaba en absoluto admitir que padecía de un enamoramiento platónico.

Así que sus vacaciones se basaban técnicamente en ir a encerrarse en la librería por horas mientras mantenía una amena plática con el chico de cabellos claros y le recomendaba libros.

— ¡Hola Jonny! — al entrar lo primero que lo recibió fue el tintineo de una pequeña campana situada sobre la puerta, ese sonido titubeante trataba de su despedida a su realidad; una vez dentro el mundo empezaba a ir lento y ni siquiera el gran reloj sobre sus cabezas (una imitación bastante maravillosa del Big Ben) seguido de una voz que no sonaba exactamente grave y masculina sino, como un arrullo de la brisa entre copas de árboles, delicada.

—Me alegra que vinieras, ayer llego Vidas breves.

Dijo el chico, dejando a la vista la portada que envolvía el delgado libro y hermoso diseño, Jonny claramente no era amante de comics, pero esos en especial trataban de una reliquia que guardaba con recelo en su estante.

— ¡Oh, dios, no creí que algún día lo tendría en mis manos! ¡E ilustrado por Jill Thompson!

Dijo, su voz en proceso estando en la pubertad sonaba algo extraña y tímida, como era propio y normal en un niño. El chico tras el mostrador recargando su barbilla en sus manos le miraba con ternura.

—No lo iban a dejar, pero recordé que estaba entre los que faltaban a tu colección y lo compre.

— ¿Lo compraste? ¿Ósea no hay más?

Miro al chico negar suavemente, una sonrisa pequeña se asomaba por sobre las comisuras de sus labios.

—Lo compre para ti, no quisieron dejarlos. Poca gente los lee.

Escucho el bufido que soltó el mayor y una mueca bailo entre sus labios.

Se sentía mal porque su amor platónico le compro uno de sus comics favoritos de DC, que contenía un arte ilustrado hermoso en su interior.

El azabache estuvo horas dentro, poca gente entraba y salía, la mayoría conocía al pequeño por lo que en un acto amable y cariñoso revolvían sus cabellos o exclamaban un saludo rápido y jovial.

La venta de café y té iba increíblemente bien, en general las personas disfrutaban más caminar bebiendo un humeante vaso a quedarse a leer literatura vieja y comics que solo leían adolescentes con un rastro friki.

Con el correr de las horas Jonny había olvidado el sueño que tuvo esa mañana y es cierto, probablemente lo que deseaba era olvidarlo pero con el protagonista de sus sueños ante él ese plan quedaba en la basura.

El mayor miraba al azabache quien nerviosamente jugaba con sus dedos.

— ¿Jonny, que tienes?

Fue casi imposible que un suspiro no escapara de sus labios al sentir un delicado toque que enredaba sus cabellos.

Miro atentamente los ojos azules del chico, brillantes, tenían un destello que parecía jamás opacarse.

—Soñé contigo.

Escondió su rostro tras sus palmas, sintiendo como un calor se extendía sobre sus mejillas y le hacían sentir a punto de explotar. Mas el dulce roce que peinaba sus cabellos no se inmuto ni un segundo.

Sentía el deber de contarle su sueño, no tenía idea de por qué, simplemente se llenaría de remordimiento y no podría continuar yendo a la librería después de esa clase de sueños.

—No te preocupes pequeño. —la suave voz bailo sobre sus oídos como en una danza de ballet trágica, porque cuando Thom le llamaba así le recordaba el hecho de que jamás podría ser suyo.

Siempre tendrían de límite la edad y la inseguridad de la sociedad.

—Pero el sueño fue...

Sus palabras se vieron interrumpidas cuando los delgados brazos del castaño envolvieron su pequeño cuerpo.

—Oh pequeño y lindo Jonny, no te pongas triste.

Quizá empezaba a amar ponerse triste, solo así tenía la oportunidad de que el mayor le arrullara con ternura y le cantara al oído. Se quedó hasta noche en la librería, acompañando al mayor en el trabajo y leyendo con emoción el comic, no hubieron muchos clientes y Jonny agradecía internamente eso, así la atención de su amor platónico solo estuvo en él.

—Te acompañare a casa Jonny.

Asintiendo a esa pequeña sonrisa caminaron juntos, riendo libremente sobre chistes locales, la amistad que tenía con el castaño no se comparaba a ninguna otra y el que casi no tuviera amigos no contaba.

Al llegar al pórtico el mayor se despidió revolviendo los cabellos del azabache y con un pequeño y apretado abrazo. —Te veré luego Jonny.

Murmuro para acto seguido desaparecer entre la noche.

Jonny observo su silueta desvanecerse y un pequeño e inconsciente suspiro abandono sus labios.

. . .

Si bueno...¡hola de nuevo!

Si, debería dejar de escribir cosas sin mínimo sentido...pero creo que aun me quedan ideas.

Evexmoon Feliz cumpleaños, se que fue el 29 pero aun así xd

Heart's a mess.(Thom Yorke/Jonny Greenwood)Where stories live. Discover now