Broken.[3]

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Cuando nos enamoramos, o nos creamos la imagen de románticos empedernidos creemos que el amor debe ser la respuesta a todo, nos sentimos desfallecer y el aire escapa de nuestros pulmones. Por que así es el amor, nos cautiva, nos hace olvidar la vida fuera de su presencia y nos dejamos caer en ese huracán de emociones.

Ante esa persona, es como si solo su mirada existiese en ese abastecimiento de costales arrastrando huesos, como si el mundo dejara de existir para que esas dos almas vuelen por el cielo rojo de marte para explotar en la boca del otro en forma de un beso.

¿Y quién dice que los primeros besos se sienten de esa manera?

Hay primeros besos efusivos.

Besos con sabor a tabaco y menta.

Besos de fuegos artificiales.

Besos donde escapas del mundo mientras este se derrumba.

Y esa clase de besos que deseas cada que ves sus labios y que cuando llega el momento imaginas que la palabra efímero no existe.

Así son algunos besos; eternos en ese intervalo de espacio.

Se vuelven eternos cuando ambos cierran los ojos.

Se vuelven eternos cuando después del beso, ríen y se dicen con mejillas rosas: "te amo."

Por qué decir esas dos palabras no es sencillo, no se trata de la hazaña del año pero tampoco es tan insignificante como un grano de arena entre billones de otros tantos con la misma apariencia.

Es especial.

No todos decimos "te amo" todos los días.

Muchos incluso olvidamos que esa palabra existe.

Y algunos hemos tenido la desgracia de jamás haberla escuchado.

Y otros tantos nos encontramos en el extremo emisor con las dos palabras al aire y sin que esa persona corresponda.

Thom, no es experto besando. Aún conserva algo de timidez y sus manos cosquillean alrededor del cuello del chico que acaricia sus mejillas con una ternura infinita.

Ante cada beso largo, Thom deja uno casto en sus labios con una pequeña sonrisa sin aliento.

A quien besa no lleva en su nombre una "J" y mucho menos se apellida Greenwood; pero si empieza con una linda "M" que se curva como los labios que acarician los suyos y que en su elegante caligrafía roza el papel con paciencia. También hay una "S" que Thom pronuncia terriblemente torpe cuando está molesto.

Sonríen, y después de aquel beso de despedida se regalan un roce de labios corto deseándose dulces sueños.

Cuando entra a casa, Thom sonríe y un cosquilleo invade su boca, siente una batalla campal en su estómago ya no se trata de simples mariposas. Su madre le mira y le regala esa mirada curiosa escondida tras una mueca de "te he espiado por la ventana pero no diré nada."

Y se sonríen, porque son cómplices desde que Thom aprendió a decirle "mamá."

Sube a su habitación y enciende su computadora portátil, porque todos somos esclavos de algún aparato inteligente o de una red social de vez en cuando. Hoy, Thom lo permite para hablar con aquel chico de su clase, y por qué aparentemente está enamorado. Cuando la pantalla muestra la imagen del chico que le genera sonrojos en las mejillas no puede evitar sentirse feliz.

El chico cuyo nombre empieza con una "M" le sonríe, y murmura dulcemente como si tratara de un secreto que ningún fantasma de sus habitaciones debe escuchar.

—Luces adorable...—y es verdad, la pijama que se ha puesto es posiblemente dos tallas más grande que la ropa que usa comúnmente, deja descubierto su pecho y el sonrojo de sus mejillas es más notable incluso a través de sus monitores.

—Extrañare esto. —murmura después de que han hablado de constelaciones, planes y tareas de escuela. Thom se recarga contra el tablero de su escritorio, sus pestañas cubren y barren sus sueños.

— ¿Ya se lo has dicho a Jonny?

—Ojala no fuera necesario.

El chico al otro lado de la pantalla le mostro una sonrisa a modo de consuelo, Thom no quiere tener que ser quien le cuente por que no podrán verse más; no quiere ver al pequeño con sus mejillas rojas a causa de las lágrimas. No quiere lastimarlo.

Michael, no sé si pueda.

—Si puedes Thom, es más, todo el día de mañana será dedicado para ustedes dos. —y él le sonríe de nuevo, a Thom le gusta que él le sonría. Porque sus sonrisas parecen alzar vuelo en medio una dulce danza, y le gusta más cuando besan mutuamente sus risas.

— ¿Podrías acompañarme a su casa?

—Claro que sí. —y aunque la oración no queda completamente apta para el momento, se obsequian una sonrisa nostálgica que esconde el sentimiento muerto mezclado de sueño y de antiguas despedidas.

—Te quiero. —susurra Michael siendo ya una víctima de su futuro letargo, aun no usan otras palabras para mostrar lo que sienten uno por el otro, Thom cree que no es necesario decirse en algún momento "te amo" y quizá se trata de una precaria excusa para no admitir que tiene miedo de usar tales palabras y romperse.

—También te quiero. —y las mariposas revolotean en su interior cuando tras la pantalla el chico de espesas pestañas hace un dulce ademan, como si estuvieran frente a frente como hace unas horas fuera de su casa. Vuelven a sonreír y las pantallas quedan vacías después de unos minutos.



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:D

Heart's a mess.(Thom Yorke/Jonny Greenwood)Where stories live. Discover now