Cuento Primero: El Tesoro del Abuelo

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Érase una vez un viejo pirata que ansiaba tener un tesoro. Este era el motín más buscado por todos los filombusteros del mundo. Esta fortuna respondía al nombre de "Los sueños de Morfeo", este se hallaba en la isla de B cruzando los cinco mares y la desconocido cueva de Morfeo. No se sabe lo que contenía éste tesoro; pero lo que sí es que todos lo anhelaban. Según Tulio, quien prefería que lo llamaran 'Capitán Don Tulio', me contó, en algún momento de mi corta vida, que la fortuna era distinta a otra ya que nadie es igual a nadie.

El capitán don Tulio preparó su navío y a sus tropas (un niño), para navegar por los peligrosos mares. El anciano prefería enumerarlos del uno al cinco poniéndolo en una escala de peligro. El cinco menos peligroso y el uno el infierno marítimo; aunque les colocó nombres -ése señor decía que colocarle nombre a las cosas tal vez se encariñarían con uno, y no serían muy crueles cuando decidieran matarnos- Así que llamó: Eloso al quinto mar, Zona del Rey al cuarto mar, Mar Dorado al tercero, Cementerio al penúltimo, Afrodita al último; y La cueva de Morfeo al destino, aunque así era como se llamaba la isla. Cada uno fantástico y mejor al anterior, también peligrosos e imposibles de cruzar. Un hombre de capa le había contado al abuelo una leyenda, y este a su vez le contó a su tripulante: hablaba sobre un pordiosero que estaría por las aguas navegando en una balsa, este hombre trataría de convencerlos en abandonar su camino y destruir sus deseos; haciéndoles creer que es mejor descansar.

Navegaron horas y horas, ambos compañeros; el agua se coloreaba de esmeralda al entrar al mar de Eloso. Al pequeño le pareció el mar más hermoso que jamás haya visto. El mar tenía dos grandes islas a cada costado del mar, que se abrían formando un triángulo. Unas criaturas redonditas de varios colores, saltaban y saltaban; pero no de alegría; el niño notó que señalaban hacia donde ellos se dirigían. En frente de ellos empezó a emerger una figura redonda -como la de un oso- grandísima de color rosado; su cara era la de un búho, pero con peludo y con cachos torcidos -como el tronco de un árbol que crece en la sombra, moviéndose para buscar la luz del sol-. Aquel animal gigante se despertó confundido, girando la cabeza lentamente viendo a su alrededor. El Capitán don Tulio maniobró el barco para no estrellarlo con aquel animal. Al rodearla, unos extraños entes negros que estaban en la sombra del búho gigante trataban de salir de ese círculo oscuro. Los circulitos de colores exclamaban «mi» innumerables veces, con un tono de alarma y miedo. El anciano sí había entendido, tomo una cuerda y se zambulló al agua; nadó hasta la criatura y escaló hasta legar a sus cuernos, los cuales amarró con la cuerda, nadó hasta el barco y amarro la cuerda hasta un extremo de este. Pero era tarde, una de las criaturas ya había tocado la luz, la cual le transformó en mariposas y flores rosas. Todos quedamos sorprendido por aquella hermosa metamorfosis. Los seres redondos de las islas se les veían en su rostro una decepción, pero luego cambió a felicidad; vitoreaban con su aguda voz, todos se abrasaban felices, pues ya no tenían que preocuparse más. El gran búho volteó a ver lo que sucedía a sus espaldas, y tuvo la mejor vista: seres negros convirtiéndose en flores y mariposas, creando un arcoíris por el agua que levantaban por sus aleteos. Al no haber más entes, Tulio haló para tumbar al búho a un sueño profundo. Los seres, llamados Glomis, se acercaron a donde estaba el barco y les agradecieron al capitán y su tripulante. Un Glomi, el más viejo de todos, tocó con un cayado que tenía, convirtiendo al búho gigante en uno de su tamaño, este se despertó y agradeció en su idioma.

El anciano y el niño, siguieron su camino hasta el siguiente mar.

A lo lejos, se veía una isla muy ancha. Tulio decidió abandonar la barca, se tardarían días y perderían la dirección si trataban de rodearla, explicó al niño. Agarraron todo lo que había en el barco: comida, agua, armas, etcétera.

Cuentos de amor, de vida y muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora