Capítulo 23

118 14 2
                                    

—¿Eylem?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Eylem?

En cuanto Melek escucha aquella voz, sus músculos se tensan y un estado de nerviosismo invade su cuerpo. Cierra sus ojos durante nanosegundos, los abre y se gira para encarar a William con un semblante diferente, coloca su sonrisa.

—La misma —afirma ella no quitando la mirada de él.

William se queda quieto bastante tiempo sin decir nada, la observa fijamente y eso a Melek, la comienza a alterar, teme a que la esté descubriendo.
Will la mira con recelo y mucho, en muchas ocasiones los ojos de Eylem le recuerdan tanto a su ángel, que parece que alucina porque siente que habla con Melek pero recuerda que está muerta y ahí todo termina.

Decide moverse y caminar unos centímetros para saludarla.

—Perdona. Solo que he quedado confundido pero ¿cómo está? Siéntese, por favor —le pide y ella asiente caminando como una modelo con el bolso en su antebrazo.

—Yo muy bien gracias pero, no percibo lo mismo en usted. ¿Hay algo que lo atormenta o será alguien, más bien? —interroga con curiosidad pero desea extraer información de alguna forma para afirmar lo que siempre ha pensado.

William no responde y baja la mirada. Melek decide continuar:

—¿Acaso tiene que ver con la chica de la foto? Apenas me vio mirándola se puso de esa manera —comenta ella con tranquilidad.

Pero el menos tranquilo, es él. Se siente acorralado, no puede hablarle de Melek, no se siente preparado para dar paso a aquella tormenta con una persona que apenas conoce y en la cual, está interesado, la espantaría.

—Estoy bien, no se preocupe —Es lo único que dice mientras arregla unos documentos que en realidad estaban en orden pero solo quería evitar mirarla cuando mentía, porque desde aquel día nunca ha estado bien, solo vive porque no tiene otra opción.

—Me alegra —murmura ella molesta en su interior al no cumplir con su cometido.

Pero sabe que algún día podrá obtener lo que desea, de ello está segura, no se rendirá.

—¿Ya tiene mi respuesta, Eylem? —Cambia de tema veloz para no continuar restregándose más en su mierda, por uno más de su gusto.

La boca de ella se ladea en un estado pensativa, le dedica una mirada coqueta.

—Acepto su cena esta noche, señor Dufort.

Él sonríe levemente.
Suelta el aire contenido, al menos hoy tendrá una noche diferente, no pensará en lo que habitualmente suele cavilar.

Melek toma una tarjeta de su costoso bolso y lo desplaza suavemente por el escritorio hasta rozar los dedos de Will sin quitarle la mirada de encima.

—Lo espero a las ocho, señor Dufort —asegura con voz vanidosa antes de levantarse e irse de aquellas cuatro paredes que comienzan a molestar y aquella presencia que de alguna u otra forma le sigue perturbando.

Tu mejor fragancia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora