|❥.Ʃpílogo|

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Era el día previo a Navidad y Kim SungGyu se sentía a punto de perder su salud mental.

Nunca había sido el tipo de persona al que le importaba lo que dijeran de él. Sabía cómo presentarse y sabía lo que se veía bien y lo que no, en serio nunca le había importado lo que pensaran.

Al menos no hasta que le llego la realización de que estaba a punto de conocer a la familia de la mejor persona que había conocido en toda su vida.

—Amigo —dijo MyungSoo, al ver a SungGyu sentado en frente del clóset por una hora—, usa lo que quieras, no importa.

Eran las diez y treinta, y SungGyu no tenía nada qué ponerse. Cuando una semana antes WooHyun se susurró la invitación para Navidad, no había cruzado por su cabeza declinarlo. Por una parte, fue porque sabía que WooHyun lo irritaría hasta que accediera, por otra porque sabía que al aceptar haría sonreír al moreno y se iluminarían sus ojos de la forma que tanto lo enamoraba.

—¿No hay códigos específicos de vestir para estas ocasiones? No se supone que hay un atuendo específico que usar para impresionar a la familia de tu novio, y puedas convencerlos de que no vives del mismo pantalón y suéter... —dijo irritado—. Esto es ridículo...

—Sí lo es. WooHyun va a llegar y se reirá de ti en tu cara, ¿lo sabes, verdad? —molestó SungJong desde donde se sentaba—. No importa lo que uses. Nunca dejará de hacerte esos asquerosos ojos de enamorado.

—No me preocupa lo que WooHyun piense, mierda, estoy pensando en su mamá. Y sus hermanas, oh, dios —gimió—. Van a odiarme.

—No van a odiarte —MyungSoo rodó sus ojos.

—¡Nunca he interactuado con niños en toda mi vida! —exclamó, moviendo las manos—. ¿De qué se supone que hablas con niñas pequeñas?

Hubo un momento de silencio, y MyungSoo y SungJong parecían pensar la pregunta.

—De... hadas y cosas así —dijo SungJong.

—Eso es de mucha ayuda, SungJong, gracias —dijo sarcástico.

—Mira —suspiró MyungSoo escogiendo un atuendo de la pila de ropa—. Solo ponte esto, yo te prestaré mis jeans. Y llévate un suéter porque está helando.

—Gracias, mamá.

—¿Ya empacaste? —preguntó sonriendo.

SungGyu asintió y señaló a la bolsa negra grande que estaba por la puerta. Había tenido problemas para cerrarla, pero lo había conseguido.

—¿Cuánto tiempo te vas? ¿Un mes? —exclamó SungJong.

—Solo por el fin de semana —aclaró levantando los jeans de MyungSoo de la pila de ropa y poniéndoselos.

—Mierda, amigo, estás un poco sobre preparado —dijo MyungSoo sorprendido.

SungGyu decidió ignorarlo, se puso sus zapatos y se levantó del piso. Caminó hacia la sala, tomando su bolsa de viaje y los dos chicos lo siguieron. SungJong se dejó caer en uno de los pufs que estaban esparcidos en su sala, desde hace un par de meses y SungGyu decidió quedarse parado, mirando los estúpidos muebles.

—SungGyu, necesitas superar tu odio hacia los pufs.

—Soy muy feliz no queriéndolos, gracias.

No había superado el odio que les tenía, desde que WooHyun se los obsequió unas semanas después de que habían comenzado a salir «oficialmente». Sabía que la intención de WooHyun era buena, siempre lo era, pero la parte orgullosa de SungGyu odiaba que su novio gastara su dinero en amueblar su departamento. WooHyun apenas y podía costear su renta, no necesitaba gastar su dinero en cosas que SungGyu realmente no necesitaba.

❥For angels to fly | ➳[WooGyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora