Función cinematográfica

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(Hora indefinida, interior de el mejor cine en la ciudad, un joven no tan viejo ni tan niño se presenta ante una señorita muy bella al medio de la fila donde ambos se encuentran esperando por su función cinematográfica).

-Hola señorita, hace algún rato que me percaté de que tiene usted una sonrisa blanca como nubes primaverales y un cabello con la finura de la seda, y creí que moriría si no me acercaba y se lo decía...- Esas fueron las palabras exactas que pronunció mi boca con una tranquilidad y confianza casi digna del mismísimo Gahndi -Pues... Gracias amable desconocido de la fila de la pelicula más triste y romántica de nuestra época a la cuál solo parecen asistir hombres acompañados de sus respectivas novias o mujeres solitarias en  busca de zafarse de la rutina con un poco de romance, suspiros y tal vez lágrimas en la pantalla grande; sin embargo tu eres un hombre perfumado, bien vestido y no tienes pareja masculina, lo que te convierte en un cazanova fracasado en busca de presas fáciles, eso o tu novio está en el baño y aún te quedan rastros de heterosexualidad -Dijo la fémina haciendo gala de una voz excepcionalmente dulce y bella a mis oídos, a pesar de las frases punzocortantes que emanaron de sus labios perfectos.

Apenas recuperaba el aliento la dama para volver a estocar mi orgullo con palabras hirientes cuando me adelanté a dialogar unas lineas, que si no mal recuerdo fueron: -Disculpa mi atrevimiento y mi falta de modales, mi nombre es Kahl, pero mis amigos me llaman Kahl y tu... Puedes llamarme Kahl, ahora ya no soy un desconocido, solo el chico fan del romance cinematográfico que te invitará la entrada a la pelicula solo para no verla y si aceptas, quizás después podrías darme un tour por tu apartamento.-Conforme articulaba las palabras en oraciones, pude ver una ténue sonrisa de entre las comillas labiales de su boca, la victoria estaba cerca, pero, ¿cómo lo sé?, Fácil, las últimas 5 veces me resultó exitoso este método y esta ocasión no sería la excepción. -De acuerdo... Kahl, jugaste bien y haz salido victorioso, no perderé màs mi tiempo jugando a la difícil, después de todo... No luces nada mal y el precio por no ver la película gratis me parece justo, así que, anda a comprar los asientos del rincón que te plazca para divertirnos en la oscuridad mientras ignoramos la historia en pantalla...

Por cierto, soy Gwen.-Así me dijo en un susurro, acariciando mis oidos con la sutilidad de su voz mientras aproximaba su mano derecha a mi entrepierna pero sin propasarse a causa de el número de gente en la fila, después dejó la línea y se retiró a esperarme en una mesa, pero sin quitarme los ojos de encima, como si yo, el cazador, me hubiese convertido en su presa; sin embargo se trata de todo lo contrario, su ser y su deseo, están bajo mi dominio, hasta que yo decida prescindir de él; en cierto modo me recordó a alguien, supongo que eso me llenó de confianza.

Al cabo de los minutos adquirí las entradas y me aproximé a la mesa donde Gwen aguardaba por mí. -¿Ya estás lista para entrar?- Pregunté tomando su mano e invitándola con la mirada a descubrir en lo que me convierto cuando la oscuridad cubre a la luz y el deseo a la razón. -Lista. -Respondió un poco ruborizada y con la respiración ligeramente agitada; se puso de pie y caminamos tranquilos hacia la sala, validaron nuestros boletos y nos dirigimos a nuestros asientos, bajo las sombras y entre el silencio de la lejanía característica de la hilera final de butacas. Sin palabras ni rodeos, el líbido comenzó a hacer labor en nuestros cuerpos cada vez más candentes.

Cada beso más intenso que el anterior, probando de manera definitiva que la lengua sirve para algo más que hablar, que funciona a la perfección para elevar la temperatura del cuerpo hasta el punto de perder el auto control, cuyo ejemplo y casi sinónimo son los besos en el cuello, tratando de acariciar con cada fracción del labio la tersa piel de la pareja, procurando humedeserla con las caricias de la lengua y rozar la intimidad de los lugares mas sensibles de entre el hombro y la cabeza con cada respiración y la sutileza de un hálito que crea calor en ambos en ambos seres...

Los segundos se fusionaron en minutos hasta hacer desaparecer el tiempo y todo lo demás; era hora de abandonar el cine y tocar a la puerta de el siguiente nivel en los placeres carnales. -Gwen, Gwen...- Le repetí entre beso y beso hasta que un pequeño gemido expresó que ya tenía un poco de su atención.- ¿Vives lejos de aquí?- Le susurré en la parte mas cercana al oido mientras mis labios seguían casi locos en su cuello. -Mmm, no...- Respondió aún enervada de las sensaciones que le provocaban mis dedos entre sus muslos; repentinamente se detuvo a mirarme en lo profundo de los ojos con una mirada tan ardiente que el mensaje era ya bastante obvio: No esperariamos hasta el alcoba de ninguno, el deseo era tan intenso, que el suelo de nuestra fila nos acogió por la hora que aún le restaba a la película, y no era sorpresa que nadie nos notara, Gwen resultó ser como una fiera al acecho, salvaje e indomable y tan sutil como el viento matinal que acaricia la piel todo el tiempo, y ni si quiera estás consciente de que se encuentra allí; y sí, no era la primera vez en una sala de cine, mi repertorio de discresión bastó para llevarnos a ambos por una montaña rusa del placer y no ser botados del lugar por algún empleado envidioso ni notados por los demás que estaban en pareja un poco libidinosos.

La función de cine, un éxito más para anotar en la "lista de nombres por olvidar" y otra historia que contar durante la vejez.

Abandonamos la sala al mismo tiempo que los demás, me despedí de la srta. ya afuera del cine y me dió un número al que jamás llamaré; después intercambiamos un par mas de ósculos y caminamos hacia lados opuestos, desvaneciendo nuestras siluetas en la distancia y el sonido de nuestros pasos se perdió con prontitud en las calles de la ciudad, la hora ya era vespertina; así que me dirijí a mi humilde morada solitaria en Goldenstreets, hogar de la gente acaudalada en la ciudad y la noche tomó mi sueño al igual que la cama mi cuerpo; a pesar de resultar exitoso y en las fantasías de varias mujeres, el cinema comenzaba a aburrirme, quizá la almohada podría brindarme ideas frescas de lugares donde encontrar jóvenes damas deseosas de arrancarme el pantalón, la verdad es que haberlo hecho toda la semana me ha agotado, o aburrido, finalmente mañana he de salir de la rutina y veré a mi amigo. Después de pensar en la penumbra, finalmente mis ojos dispusieron cerrar y mi cuerpo descansar.

Kahl VahxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora