(Mañana, cuarto semi oscuro y un poco de desorden por los suelos, Kahl debe levantarse).
Un diminuto rayo de luz matinal se filtró entre las espesas cortinas de la ventana en mi habitación, arañando mis párapados y con la intención de abrirlos hasta tener éxito; me levantè y la temperatura ambiente dejó a al descubierto un hecho de el cuál no me había percatado; Gwinette había vuelto de Europa, pues únicamente ella y Usher poseen llaves de mi hogar y ella es la única que me desvestiría mientras duermo, o al menos eso quiero pensar...
Conforme me voy despertando y mis sentidos se agudizan como de costumbre, un bello aroma se apodera de mi atención, definitivamente proviene del baño, y no se trata de ninguna de mis colonias, con seguridad se trata de mi mas vieja amiga. Me dirijí al cuarto de baño aún vistiendo nada más que mi piel y al abrir la puerta y ver el interior sentí una breve sorpresa, combinada con curiosidad; no había nadie dentro, ni en la ducha, ni en la bañera ni en el aposento del jacuzzi, solo una ténue brisa de vapor y la escencia aromática del perfume conocido; escuché el movimiento del picaporte y regresé al espacio cercano a la cama un tanto desconcertado para investigar de qué se trataba...
Al abrirse por completo la puerta principal del alcoba, fui abordado por una serena felicidad y la tranquilidad por fin llegó, efectivamente mis instintos eran correctos. -Veo que aún no te levantas por completo Kahl...- Dijo Gwinette en tono burlón mientras me escaneaba con una mirada un tanto lujuriosa de pies a cabeza.
-Y yo veo que ni el tiempo ni la distancia te han cambiado en lo absoluto amiga mia. -Respondí aproximandome a sus labios; quizás ella pensaría que me refería a su forma de ser y hacer, pero en realidad lo que quize decir es que ella seguía tan radiante como el día en que partió a su travesía, con sus cabellos oscuros y preciosos como la noche, su mirada marrón y brillante, su sonrisa perlada siempre reluciente en su rostro hermoso y la proporción ideal de las curvas femeninas repartidas por su pecho y sus caderas, sin exagerar ni tampoco escatimar, ajustadas bajo la suave piel color marfil de su cuerpo; definitivamente extrané a Gwinette. Pero reglas son reglas, y como buenos amigos con beneficios, dejamos el sentimentalismo de lado y el ósculo de los buenos días inició las acciones matutinas que arrancaron con "el misionero" y terminaron con el número previo al setenta. Excelente inicio de un día prometedor, el hambre hizo su aparición con un rugido de entre las entrañas de alguno de los dos a los pocos minutos de finalizar el acto...
-Ya estoy exhausta y ni siquiera es medio día; Kahl, ¿Tienes algún plan para lo que resta de hoy?- Pregunto Gwinette con la respiración aún exhaltada mientras seguía con la cabeza al pie de la cama y sus plantas hacia la cabezera, después se acomodò a mi lado para escuchar mi respuesta. -Pues... Iba a ir a donde Usher para la comida, aunque todo pinta como que será nuestro desayuno y de ahí...- Aún no terminaba de contar mi plan cuando ella me interrumpió: -Ropa, zapatos, auto; nos vamos con Usher en diez minutos; ¡muero de hambre!- Dió un salto de la cama y procuró su ropa, mientras se abría paso de manera un poco tonta pero sensual hacia el baño, y vaya retaguardia la suya...
Los minutos fueron precisos, a tiempo ya estàbamos vestidos, en el auto y en camino.
Básicamente hubo que atravesar la ciudad desde la parte más septentrional hasta la más meridional, y por supuesto que mi recién llegada amiga sabía como aprovechar la ruta larga y los vidrios polarizados, incluso está de mas decirlo. La distancia era cada vez mas corta, y el reloj seguía digitando a cada minuto; al cabo de veinte avenidas y el diez por ciento de venidas, llegamos al lugar que soliamos frecuentar para la comida los dos solterones y Usher meses atrás.
-Y allí está el amigo. -Dijo Gwinette mientras volvía a erguirse en su asiento y bajaba el cristal de su puerta. Finalmente estaríamos los tres juntos de nuevo, como solía ser, como debía ser .
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Kahl Vahx
Short StoryDinero, amigos, mujeres, autos, lujos; cualquiera diría que es capaz de ser feliz con esta fórmula, sin embargo, teniendo todo esto no tienes nada si no hay con quien compartirlo, esta es la historia de mi travesía en busca de una dama de ensueño y...