Era el verano más bonito que tuve el privilegio de observar desde la nube más esponjosa del cielo infinito.
Niños riendo, jugando a las escondidas. Cegados por el sol corrían a esconderse de él en sus fuertes, compartiendo helados y bromas.
Un segundo los envidiaba terriblemente y sonreía con cada una de sus ocurrencias. Un instante me sentí genuinamente feliz soñando que por una vez podría ser uno más entre ellos.
Y al otro iba en plena caída.
De pronto se me negó toda luz. El sol pareció oscurecerse en mis recuerdos. De un momento a otro mi felicidad, se reemplazó con miedo.Yo no había experimentado miedo, para un ser de luz, un ángel.
Eran debilidades de los humanos.¿Ahora yo era uno de ellos? ¿qué estaba sucediendo?. Era todo lo que podía pensar en plena caída libre.
Desperté en medio de una tormenta. Oscuridad, suciedad y lluvia alrededor de mi cuerpo, era todo en lo que podía pensar. Era todo lo que mis sentidos lograban sentir.
Ese miedo que les mencioné antes, pronto me consumió. Estaba sólo, así que me permití llorar abrazandome.
Fué cuándo mis manos rozaron la incomodidad en mi espalda. Sentía un dolor pupunzante, mi piel palpitaba. La comprensión me llegó con un nudo en la garganta, el ardor correspondía al lugar de mi más amado tesoro.
No no no, por favor eso no- me escuché decir. Pasé mis desesperadas y ansiosas manos por donde antes estaban mis alas...
El miedo se convirtió en ira. El dolor pasó a segundo plano, ya que la ira se consumió y sentí el más profundo odio, y al final desesperado, avergonzado de mis pensamientos y mal herido me hundí en la vergüenza.
¿Que hice yo para quitarme lo más preciado que tengo?- (tenías) me corregió una voz mentalmente.
Busqué en mi mente confusa y alterada. Los recuerdos parecían haber esperado el menor estimulo para reproducirse en mi mente.
Pronto recordé todo, intenté descubrir algo repitiendo constantemente hasta los más minúsculos detalles. Pero, era en vano.
Hasta que lo entendí, habían pasado unas horas, quizás. El tiempo del mundo no es igual al del cielo.
Para el momento en que caí en cuenta de eso, hice un recuento mental de los daños. Ya no tenía a alas, ya no era un ángel, era un caído y lo sería para siempre.
Me arrastré por el lodo, entre la soledad y el dolor. Encontré un árbol igual de marchito que yo. Me apoyé en el árbol, casi obligándolo a dejarme ser parte de él. Aún así con cuidado de no rozar mi espalda herida, sentía que de lo contrario no podría sostenerme ni un segundo más.
Sólo pensaba una cosa:
Me destruyeron.
Oculto a la sombra de un árbol marchito, haciendo un patético esfuerzo por ocultar la vergüenza y el dolor que me consumían. Me quise dejar ir; entonces, a través del escozor de mis ojos pude distinguir luces.
Entré en pánico, estaba en alerta máxima y mi mente empezó a repetir - ellos vienen a terminar con esto, no les bastó con destrozarte el alma- Ja. Claro que no.- Van a matarte, Van a matarte, lo harán y nadie más que este viejo árbol tú y yo lo sabremos.
Aceptando el final, evitaba moverme, inclusive aguantaba la respiración. No era tan sólo la incertidumbre; se mezclaban el dolor, el miedo, la vergüenza y la soledad.
Toda las esperanzas se habían desvanecido en cuestión de minutos. Quizas, no consideraba levantarme y buscar ayuda pronto, pero definitivamenteno estaba pensando morir.
Todo cambió en el preciso momento en que estuvieron frente a mi. Aún en el silencio lo comprendí, el alivio que lleno mi cuerpo me liberó.
Ellos habían renunciado a todo para salvarme.
Mis hermanos, habían llegado hasta mi, y estaban renunciando a todo para salvarme.
El daño estaba hecho, pero por lo menos no estaba sólo. Y por el amor que les tengo, juro que nunca lo estaran ellos.
Si éste era un plan divino, y era el destino del Supremo, no lo entendí en ese momento.
Sabía que nada de esto ocurrió por error, el Supremo no comete equivocaciones.
°°°
La cara de Charles, mi psicólogo lo dice todo. Quizás obtuvo más información de la que imaginó cuándo me entregó un diario para plasmar mis pensamientos.
Al final de todo, tuvo razón. Escribirlo fué liberador.
-¿Puedo hacerte una pregunta Jacob?- Charles tiene una mirada un poco ausente, pero su cuerpo está expectante.
-Claro Charles.- no sé que más decir. Es mi última entrevista con el psicólogo antes de obtener mi independencia.
-¿Estás listo?- me pregunta con bastante naturalidad.
-Nunca lo estuve más que ahora.- me observa mientras escribe algo en mi expediente y me lo entrega.
-Eres libre.
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EL PACTO DE UNAS ALAS «REESCRIBIENDO»
FantasyTodos los demonios, alguna vez fueron ángeles. Cada ángel, lucha con sus demonios. La oscuridad en su interior. Para quienes aún no conocen a quien los saque de la oscuridad. Por todos los que no pueden contar su historia, y para todos quienes quie...