001 (Punishment)

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Los estragos eran irreversibles. 


Por mucho que viviesen en el siglo XXI, no había poder en los cielos o en la tierra que pudiese devolver un alma de la muerte a la vida. 

De eso se trataba el día a día, gente moría, gente nacía, miles y miles de ellos. 

Pero cargar con una pérdida era insoportable, especialmente cuando estabas siendo entrenado para todo lo contrario, para preservar la vida. 


Al principio todos alrededor le decían que no había sido su culpa, pero Joshua o Jisoo, se llama de ambas maneras, no podía creer en simples palabras contra el tormento que era su consciencia. 

Especialmente en la oscuridad, cuando la noche caía y devoraba hasta el último rincón de su habitación y todo lo que quedaban eran sus pensamientos. 

Éstos se bañaban en carmesí y cobraban vida con tanta nitidez, como si su mente se empeñara en regresarlo a esa escena y vivirla una y otra vez, noche tras noche. 

Y escuchaba los horridos y desgarradores alaridos de todos alrededor de él, mientras sus manos goteaban escarlata. 

En el lapso de ocho meses quiso terminar con ese tormento tres veces, pero parecía que la vida se resistía a entregarlo en brazos de hades. 


La primera vez ingirió un montón de somníferos, pero cediendo a la inconsciencia, su estómago expulsó todo, y terminó en un hospital donde con un lavado estomacal, se encontraba mejor en un par de semanas. 

La segunda vez estaba seguro de que una soga alrededor de su cuello sería la solución, sin embargo cuando se dejó caer de la silla, la cuerda no soportó su peso y simplemente terminó con una cortada en el cuello que al mes, casi se había desvanecido. 

Por supuesto, era joven, y con veintitrés años de edad, las células regeneraban fácilmente el tejido de la piel muerta. 

La tercera vez subió a la azotea de un edificio de diez pisos. 

Si saltaba, sabía que sería el final... Pero no pudo. 

Sencillamente no pudo lanzarse al vació. 

Simplemente lloró en el piso frío y pensó que su vida era peor que la muerte. 

Porque la muerte muchas veces significa paz y descanso. 

Mientras que en vida viviría con ese tormento, con las manos manchadas de sangre, con su consciencia torturándolo haciéndole revivir esa escena una y otra y otra vez cada noche, cuando intentara dormir. 


Era un castigo merecido. 


Su padre, un distinguido psicólogo que sufría al ver a su hijo tan destrozado mentalmente, le recomendó que se fuera lejos, con sus abuelos a su país de origen en Corea del Sur. 

Una nueva vida siempre es la mejor terapia para desprenderte poco a poco de todo aquello que te hace daño. 

Joshua aceptó, porque estaba cansado de pretender que en su hogar todo mejoraría. 

No, eso no iba a pasar, vivía con las constantes miradas lastimeras de todos alrededor. 

"Tan joven y tan herido, qué lástima". 

Zona de Confort (JiHan) ✨Where stories live. Discover now