Zona de Confort (JiHan) ✨

004 (Get Well Card)

Si algo detestaba Yoon JungHan era despertar antes de que el astro del amanecer comenzara destellar su luz. 

Sin embargo ahí estaba, de pie, mientras el sol aún no salía, preparando una bebida con algunas cosas que encontró en la nevera de Jisoo: un par de limones, azúcar y sal. 

Su cabeza no dejaba de darle vueltas a las palabras que había escuchado claramente la noche anterior. 

Para empezar, ni siquiera sabía cómo había aceptado quedarse a cenar con un desconocido y luego quedarse a dormir no solamente en su casa, sino junto a él, rodeándolo en sus brazos hasta que pudo apaciguar la angustia de ese desconocido. 

A pesar de que su cabeza martillara con tantas dudas, si de algo estaba seguro era de que ese muchacho necesitaba ayuda; no solamente estaba enfermo, algo pasaba dentro de su cabeza. 

JeongHan pensaba que al menos se lo debía esta ocasión, de no ser por el desconocido, el día anterior hubiese pasado hambre, así que era una buena manera de pagar a su amabilidad y consideración. 

Lentamente movía la cuchara dentro del vaso con agua, azúcar, sal y jugo de limón. 

Jisoo estaba deshidratado y ya que conseguir suero o bebida con electrolitos sería difícil a las seis y media de la mañana, un suero casero le vendría de maravilla. 

JeongHan bostezó y se estiró antes de encaminar su andar a la habitación donde dormía el joven. 

Una pequeña lámpara vieja y polvorienta de barro iluminaba la pieza. 

Si bien sus ojos estaban cerrados, podía interpretar en su expresión la angustia adormecida, el dolor latente en las marcas de lágrimas surcando su bella piel. 

JeongHan no resistió a pasar sus dedos por aquellas marcas, juraba que se sentía un poco rugosa la textura en contraste con el resto de su faz que no tenía marcas de lágrimas. 

¿Jisoo lloraba ácido? 

Finalmente se sentó a su lado y comenzó a moverlo delicadamente, como si estuviese despertando un bebé. 

—Jisoo, soy yo, JeongHan—. 

Los susurros eran lo suficientemente bajos para no despertar a SeungKwan y alertar al dueño de la casa. 

Joshua lentamente respondió al estímulo y despegó sus párpados con dificultad debido a que estaban pegajosos. 

Aunque abrió sus ojos, le costó distinguir la realidad de inmediato. 

No estaba en su casa, no estaba en Los ángeles, no estaba en su cama, y un joven de apariencia hermosa estaba frente a él. 

Su corazón se aceleró de golpe con miedo. 

Efímero, pronto aterrizó y rememoró el día anterior en un click. 

—JeongHan-ah... 

Su mente empezó a lanzarle imágenes, una tras otra de él mismo aferrado al extraño como un bebé, sollozando sin control, con las lágrimas escurriendo a raudales en su rostro; eso explicaba por qué sus ojos estaban pegajosos y su boca reseca. 

El vómito más la crisis lo hizo deshidratarse. 

Antes de poder asimilar todo, estaba recibiendo en sus manos un vaso con agua.